16/12/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Hasta hace algún tiempo las opciones ideológicas y políticas de izquierda y derecha se distinguían también en términos de qué hacer para enfrentar y superar los problemas históricos y estructurales del país; tanto como los problemas recientes y coyunturales de la economía, la sociedad y la política.
Los partidos, entonces, se diferenciaban entre reformistas (usualmente de derecha) que postulaban cambios mínimos o superficiales; y revolucionarios (generalmente de izquierda) que proponían transformaciones estructurales y radicales.
Las experiencias históricas globales y regionales (desde el siglo XX hasta la fecha) dan cuenta reforma y revolución no son excluyentes y que más bien se pueden conciliar ambas posibilidades; de tal modo que una acción revolucionaria se expresa en reformas; y que varias reformas pueden configurar una revolución.
También la historia internacional informa que tanto reforma y revolución no son patrimonio exclusivo de izquierdas o derechas; ambas por igual pueden emprender procesos en uno u otro sentido.
Sin embargo, esa misma tendencia demuestra que las experiencias revolucionarias de izquierda marxista leninista expresada en los "socialismos realmente existentes" en los cuales se hicieron transformaciones estructurales de la economía, la sociedad y la política, después de poco más de 70 años de aplicación, terminaron edificando países atrasados comparativamente a los países capitalistas en cuanto a desarrollo económico, progreso social y modernización política y gubernamental.
Más grave todavía es la comprobación que tales modelos socialistas fueron políticamente la negación más absoluta de la libertad, la democracia y la justicia en todas sus expresiones; expresada en estados totalitarios, policiacos y militarizados, criminales y corruptos. Económicamente centralizados por la planificación estatista como forma de propiedad dominante. Socialmente hegemonizada por una nueva clase burocrática controlada por el partido comunista, único controlador de la vida individual y colectiva de la sociedad.
Es el modelo revolucionario que también se viene aplicando hace 60 años en Cuba con los resultados conocidos de seguir siendo un país atrasado en comparación con algunos países de América Latina y mucho más distante de las naciones de Europa. Es el mismo caso de Venezuela y Nicaragua donde se viene experimentando esquemas similares opresivos y tiránicos en lo político, incapaces e inmorales en lo político e injustos e inequitativos en lo social.
En cambio Singapur en la mitad del tiempo que llevan gobernando los comunistas Cuba, se ha transformado en forma favorable y positiva a través de reformas sucesivas que han terminado haciendo una revolución que posiciona a este pequeño país como uno de los más desarrollados del mundo.
De tal modo que en términos comparativos, las transformaciones estructurales realizadas por las izquierdas socialistas y comunistas, han terminado siendo más desfavorables y negativas para los pueblos que han experimentado estos modelos expoliadores y exploradores, que han atrasado las naciones y rezagado la calidad de vida de la gente.
Por ello, no existe en ningún lugar del mundo alguna experiencia exitosa de revoluciones inspiradas o motivadas por el marxismo socialista y comunista. Es la pura verdad y realidad.
