11/11/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
La insurgencia popular es un derecho que tiene el pueblo de levantarse contra regímenes dictatoriales, tiránicos y totalitarios. Algunas constituciones la reconocen. Pero más allá de ello, no hay ningún fundamento político y jurídico que legalice o legitime gobiernos que nieguen la libertad, la democracia y la justicia.
A través de la historia de los pueblos algunos regímenes dictatoriales han sido derrocados por las fuerzas del pueblo en sus múltiples expresiones de insurgencia cuando se les ha negado o burlado sus derechos humanos, civiles, políticos, sociales y económicos; entre otros.
También otros pueblos fueron sometidos y algunos siguen sufriendo las consecuencias negativas de gobiernos totalitarios que someten a sus poblaciones a la negación más absoluta de la libertad, la democracia y la justicia; como viene ocurriendo en Venezuela, donde han migrado cerca de cinco millones de personas, y lo seguirán haciendo para poder sobrevivir.
Un factor fundamental que explica la permanencia en el poder de las dictaduras es la capacidad o incapacidad que tiene el pueblo opositor y sus líderes y conductores para conducirlos hacia la retoma del poder.
De tal modo que el factor fundamental que explica la dominación totalitaria no es tanto el poder de la fuerza de quienes quieren seguir perpetrando el gobierno; sino, principalmente, el poder de la inteligencia de quienes adversan las tiranías y pugnan por acceder al poder público.
Si es que hasta ahora se mantiene la dictadura criminal y corrupta en la patria de Bolívar, es porque la oposición no está en capacidad de liderar un proceso de lucha efectiva que termine con el peor gobierno de su historia liderado por los comunistas del "socialismo del siglo XXI" pertenecientes al Foro de Sao Paulo que integran los partidos de izquierda de América Latina bajo la férula del corrupto Partido de los Trabajadores, cuyos dirigentes principales están presos por corruptos, incluido Lula, que acaba de ser liberado.
La oposición de Bolivia acaba de dar un ejemplo de lucha inmediata y plena al insurgir en contra del comprobado fraude electoral perpetrado por el Movimiento al Socialismo para mantener en el poder por cuarta vez a Evo Morales; quien ha tenido que renunciar ante la arremetida popular y la pérdida de dominio de las fuerzas armadas y policiales.
Es una lección de que, como decía el maestro Haya de la Torre "las grandes causas no perecen por el miedo". La inmensa mayoría del pueblo boliviano no aceptó y se opuso en forma creciente y firme a validar un demostrado fraude electoral que, al igual que los que hace Maduro en Venezuela y Ortega en Nicaragua, tiene como objetivo que las izquierdas comunistas sigan en el poder contra la voluntad popular.
Las dictaduras de las naciones, como las dictaduras de los partidos, solo pueden ser derrotados y derrocados por la insurgencia de los pueblos o de los militantes. Por la vía legal de las elecciones o por la vía popular de la insurgencia. Los tiranos se mantienen y duran tanto como lo permiten los opositores, sean estos ciudadanos o militantes. Es la ruta que debe seguir hasta las últimas consecuencias el pueblo llanero y el pueblo inca. Y también la ruta que deben tomar los militantes de los partidos que han sido secuestrados por incapaces y corruptos. No queda otra.