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Opinión I Roberto Rodríguez Rabanal : La Confiep, el poder detrás del fujiaprismo

Sociólogo y presidente del Comité Ciudadano
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08-10-2019

La disolución constitucional del Congreso anunciada por el presidente Vizcarra tiene un gran apoyo nacional, expresado en numerosas, alegres y combativas marchas en Costa, Sierra y Selva; pronunciamientos de adhesión; y en las últimas encuestas.

El cierre del Congreso solo fue cuestionado por los grandes empresarios de la Confiep, presidida antes por el alanista Roque Benavides y hoy por la fujimorista María Isabel León, del equipo de la Sra. K (2016); jugando en pared con el fujiaprismo (Fuerza Popular-Kenyis-ultraconservadores) y sus satélites (Contigo, APP y AP).

La Confiep, creada en noviembre de 1984, es el espacio gremial de quienes se consideran los dueños del Perú; durante el primer gobierno de AG fueron conocidos como los 12 apóstoles, encabezados por Dionisio Romero y Pedro Brescia. Durante el fujimorato pusieron a uno de los suyos como ministro de Economía, J.J. Camet, quien reemplazó a Carlos Boloña Behr, socio de Raúl Diez Canseco. El desfile por la salita del SIN de Montesinos fue común e incluyó a Eugenio Bertini para conseguir el salvataje del muy endeudado Banco Wiese (hoy Scotiabank), por lo que fue denunciado y luego absuelto por una Sala del Poder Judicial presidida por María Zavala, ministra de Justicia en el segundo gobierno de AG. Y, claro está, por la pasarela de la corrupción pasaron los mandamases de la TV (Crousillat, Winter, Schutz, etc.) y RPP (Manuel Delgado Parker), además de Kouri, Luz Salgado, etc.

La Confiep es el poder tras el trono desde su existencia, salvo el gobierno de Paniagua. Incluso, luego de haber hecho una bolsa para la Sra. K el 2011 con el apoyo de Odebrecht, apenas conocido el triunfo de Humala en la segunda vuelta, empezó a exigir que se dijera el nombre del ministro de Economía, lográndolo de inmediato. Fue muy fácil: contactaron a Nadine Heredia, poseedora de una enfermiza ambición de poder. El resultado no solo fue la designación de Luis Miguel Castilla en el MEF, sino el abandono total tanto del programa de La gran transformación como de La hoja de ruta. Así se puso en marcha el cogobierno Humala-Nadine-Confiep.

Con Toledo la Confiep tuvo a otro de los suyos en el MEF, el lobista Kuczynski, al igual que a Fernando Zavala, quien en un enroque volvió el 2017 con PPK. Con AG la fiesta de los negociazos fue permanente con los ministros Carranza, Mercedes Aráoz y el banquero Ismael Benavides, primo de Roque.

La elección de Olaechea como presidente del Congreso elevó la soberbia de la Confiep y cuando sus socios fujiapristas aplicaron su libreto, se envalentonó aún más, llegando al clímax con la tramposa elección del primo de Olaechea, Ortiz de Zevallos Olaechea, para el TC. Y para cerrar el círculo del poder empujaron a Mercedes Aráoz a que juramentara como presidente de la República, aunque después aclaró que era como encargada; hasta que Meche la breve finalmente renunció.

Ahora, por primera vez en casi 30 años la Confiep no maneja directamente el MEF; pero ya envió a sus alfiles de la Sociedad Nacional de Industrias y la Cámara de Comercio de Lima a la juramentación del nuevo Gabinete; y a través de la Sociedad Nacional de Minería y Petróleo y Southern conminan a que se expida la licencia para Tía María. El presidente Vizcarra tiene una prueba de fuego y estaremos atentos para recordarle que apoyo no significa cheque en blanco y que la lucha contra la corrupción y la soberanía nacional no puede parar.

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