Opinión I Roberto Rodríguez Rabanal: Chile / Latinoamérica - las anchas alamedas del baile de los que NO sobran
La banda de rock más destacada de Chile, Los Prisioneros, no sólo sigue vigente en el corazón del pueblo sino que una de sus más emblemáticas creaciones, El baile de los que sobran, adquirió la dimensión de himno al ser cantada por una multitud de indignados que protagonizaron la marcha más numerosa -pacífica, combativa y alegre- de la historia del país sureño; expresión de la unidad de las clases populares y medidas, y de diversas generaciones a través de la participación de familias enteras; con un rol muy dinámico de adolescentes y jóvenes.
Días antes, con el movimiento indígena a la vanguardia, Ecuador fue sacudido por una gran movilización que llegó hasta Quito y obligó al Gobierno de Moreno a dejar de lado el paquetazo económico. En Haití, el país más pobre de nuestro continente, se afianza la demanda de salida del corrupto presidente Moïse; en Honduras la población salió a las calles en rechazo al presidente Juan Hernández, al conocerse que su campaña fue financiada por narcotraficantes, y su hermano Tony acaba de ser sentenciado en Estados Unidos. Y el país considerado como el más tranquilo de Centroamérica, Costa Rica, es escenario de una masiva protesta estudiantil en defensa de la Universidad Pública.
En cuanto a las elecciones realizadas, la más significativa es la de Argentina, donde Fernández triunfó en primera vuelta a Macri, defensor del ultraliberalismo y las recetas del Fondo Monetario Internacional. En Uruguay, el Frente Amplio ganó la primera vuelta y, dado que no alcanzó el porcentaje requerido, tendrá que dirimir fuerzas el 24 de noviembre con Lacalle, candidato de la derecha. En Bolivia, Evo Morales logró más de 10% de ventaja sobre su rival, el expresidente Mesa, quien desconoció el resultado; ante lo cual se iniciaría una auditoría voto por voto, con la participación de observadores internacionales. Y en las elecciones municipales en Colombia, distintas fuerzas renovadoras opuestas al uribismo ultraderechista y al actual presidente Duque, lograron la victoria en Bogotá, Cali, Barranquilla y otras ciudades.
El modelo privatista y discriminador que prima en nuestros países, que postula que lo valen son los individuos y no las sociedades; que antepone el consumismo inmediatista a la educación y a la salud de calidad y para todos; que presenta al crecimiento económico como sinónimo de desarrollo sin tener en cuenta las dimensiones social, ambiental y cultural, está agotándose; pero no se trata de reemplazarlo por el estatismo. Sin calco ni copia, cada pueblo latinoamericano debe construir su propio camino, su vía nacional para el cambio frente a la desigualdad y la injusticia; recogiendo e integrando el clamor de la gente que participa a gran escala en las movilizaciones, las que tienen un contenido y una composición ciudadana y no ideológica ni política partidaria; siendo respuestas masivas ante la crisis del sistema excluyente que considera que la mayoría son los que sobran.
Asimismo, en casos como Chile urge cambiar la Constitución pinochetista que legaliza el régimen económico y político de explotación, marginación, represión y corrupción; en manos de multimillonarios como Piñera. Esta situación es similar en nuestro país, dado que la Constitución fujimorista de 1993 se inspiró en la de la sanguinaria dictadura de Pinochet y debe ser materia de debate abierto durante el proceso de elecciones congresales complementarias.
Vientos de cambio soplan en nuestro continente y hoy, más que nunca, el mensaje final de Salvador Allende, antes de morir, tiene plena actualidad: sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor.