Opinión I Manuel Altamirano: Empezando el 2020
Este año empieza con una serie de proyecciones no positivas en la región, sobre todo, en el aspecto económico, como es el caso del estancamiento de las tres economías más grandes de Latinoamérica: Brasil, Argentina y México.
Es más, varios países de la región tendrán que desarrollar una serie de ajustes debido a que en la época de bonanza se disparó el gasto público y hoy, con el aumento de las tensiones comerciales, la desaceleración del crecimiento económico mundial, la baja demanda y los bajos precios de las materias primas, ha devenido en recortes del presupuesto del Estado y la necesidad de ajustes fiscales en diversos rubros, siendo muy difícil mantener un crecimiento económico con un ajuste fiscal fuerte a la vez de encontrarse en una coyuntura de turbulencias políticas, lo que afectará directamente a la región en un constante aumento del desempleo y la falta de inversión privada.
Soy de la opinión de que los ajustes que se han venido realizando en la región, luego del alto precio de las materias primas, han contribuido a la frustración social, originando una serie de protestas en diversos países, puesto que no se ha visto progreso social o económico en los últimos años. Este año, a mi parecer, seguirá en bajo crecimiento económico, inflación, poca inversión y poco retorno.
Pero centrémonos en nuestro país, que con un magro crecimiento económico (aproximadamente, 2%), baja inversión, aumento del déficit fiscal (consultorías y aumento de la burocracia estatal), endeudamiento externo al alza, incertidumbre política y poca ejecución del gasto público, sumándole que es el año preelectoral, nos coloca en una situación difícil, pero no imposible de sortear.
Nuestro Ejecutivo, en lugar de subir el sueldo a los alcaldes y gobernadores, debería entregar un bono de éxito a los burgomaestres que gestionen mejor sus recursos. Se debe ejecutar recortes en la burocracia ministerial, contratando menos y mejor; dar facilidades a la inversión privada en minería (que es el motor de la economía peruana) y, de una vez por todas, decir la verdad sobre quien realmente contamina y destruye; la minería ilegal que se encuentra al margen de la ley.
Por otro lado, es importante que el odio en nuestro país comience a disiparse, que lo que arroje esta campaña electoral no sean frases hechas para solidificar mitos como que “el pobre es bueno y el rico malo”, “la empresa privada es explotadora”, “al peruano se le explota”, “las fuerzas armadas son asesinas”, “nueva constitución”, “indulten a Abimael”; es decir, frases que solo polarizan más nuestro país. Empecemos este 2020 con toda la actitud, y ojalá sea mejor que el 2019.