Opinión I Ántero Flores Araóz: Agua y Jabón
Dicen los expertos que en todo problema se abre una ventana de oportunidad y, creo que ante el crecimiento y expansión en el mundo del ya famoso “corona virus”, es una oportunidad para que el Estado se aplique por lo menos en dos temas por los que mucho se cacarea, pero poco se avanza. Me refiero nada menos que a la dotación de los servicios de agua y desagüe y políticas de salubridad vinculadas con la higiene personal.
En cuanto a los servicios de agua y desagüe, ello no solamente fue una propuesta electoral del Partido Peruanos por el Kambio, sino que venía acompañada de muchos años de planificación por quien presidió la plancha presidencial de la que formó parte el actual Presidente Vizcarra, pero que aparentemente por problemas quizás de memoria, ha olvidado.
Es francamente penoso y preocupante que, hayan millones de personas que carecen de los servicios básicos a que nos referimos, y ello hasta en Lima, por lo que ahora que se necesitará muchísima más higiene personal por el “corona virus” es esencial que se retome iniciativa en el asunto.
Obviamente no voy a dar recomendaciones médicas ni de prevención ni de atención, pues ello corresponde a los profesionales de la materia, pero si a expresar la necesidad de establecer y difundir políticas públicas que ayuden en tan importante tema. Escuchando a los expertos en las últimas semanas, se han referido con insistencia a la necesidad de higiene personal, sobre todo el lavado de manos, con agua y jabón, que debe hacerse muchas, o por lo menos varias veces al día, para prevenir contagio del citado virus.
En consecuencia, es indispensable estimular y difundir la recomendación higiénica a que nos referimos, ello desde el Estado y a través principalmente de la prensa masiva. Dejen los gobernantes de aplaudirse a si mismos mediante la prensa cautivada por la crecida facturación de anuncios y avisos innecesarios o poco relevantes, para sustituirlo por una campaña preventiva de higiene y salubridad, la que también debería comprender el uso racional del recurso agua por los que lo tienen, para permitir que más personas puedan utilizarlo.
En la ventana de oportunidad que se presenta por la urgencia conocida, hay que agregar la indispensable reparación de servicios higiénicos en escuelas y hospitales, que francamente dan pena, cuando no indignación, por el descuido y, en lo que se refiere a establecimientos privados abiertos al público, poner en valor sus servicios higiénicos, lo que deberían fiscalizar los municipios, antes que hostilizarlos con la colocación de infinidad de cartelitos que para nada sirven.
Deberíamos también darle vueltas a la conveniencia de modificar algunas costumbres o hábitos de cortesía social, como por ejemplo estrechar la mano o el besito de mejilla con las damas, lo que podría sustituirse por venia como en algunos países del Sud Este Asiático.
Hasta en las iglesias podría sustituirse el saludo o abrazo de la paz, por una inclinación de cabeza y, en general, desinfectar cosas que facilitan contagio, como por ejemplo pasamanos y timones.
El aseo propuesto no es agravio a nadie y menos a algún aspirante frustrado al Congreso, a quien no le daremos jabón, sino que recomendamos se lo compre solo, pero para usarlo.