Opinión I Alfredo Aguilar: Chile, su educación y sus demonios

Soy uno de los miles de peruanos que un día arrió sus bártulos y se fue a Chile. Tuve la ocasión de pasar casi medio año en la Universidad Católica, considerada entre las 20 mejores universidades de América Latina. Me fascinaba el cerro Santa Lucía en pleno centro de Santiago, porque si hay un lugar donde el arte y la cultura se entrelazan al aire libre, son los recovecos de aquella imponente mole.

Los servicios públicos, el respeto al ciudadano, su ecológico transporte masivo, la calidad de vida y la modernidad es lo primero que impactan a cualquier foráneo.

No en vano varios organismos internacionales se han asentado en Santiago. La Unesco, Cepal, el PREAL, etc.

¿Qué ha pasado para que el país con el más alto desarrollo humano, la mejor educación escolar, con un ingreso per cápita de 17 mil dólares anuales, miembro de la OCDE, fundador de la Alianza del Pacífico, dos premios nobel, que lo colocan como el país modélico de América Latina, de pronto nos sorprenda con el estallido social más trágico de las últimas décadas, que ha costado a la fecha 20 muertos, entre ellos tres peruanos?

No es difícil encontrar las respuestas: el modelo económico, las asimetrías salariales, la casta política pervertida y la voracidad de las grandes corporaciones empresariales.

En educación, mi habitual campo de actividad, me sorprendió la existencia de gigantescas empresas extendidas por todo el país dirigiendo colegios que llaman concertados. Junto a Uruguay, es el único país que le dice a una familia: escoja para su hijo el colegio que quiera. Tiene dos opciones, el municipal y el concertado. Los dos son gratuitos. La diferencia es que el primero, yo Estado lo administro y el segundo un privado a quien le pago por cada alumno matriculado.

Claro que hay colegios privados exclusivos, pero apenas representan el 10% de todos los colegios del país. Invertir 3,800 dólares en promedio por alumno logró en una década resultados sorprendentes. El mejor latinoamericano en PISA y segundo en LLECE, después de Cuba.

Jornada escolar completa, alimentación escolar, transporte y libros gratuitos, importación sin límites de bienes educativos, atraer a destacados científicos del exterior, mejora de los salarios docentes (1,600 dólares mensuales promedio) son algunas de las conquistas que desde el año 2006, con la histórica huelga de los “pingüinos”, protagonizada por estudiantes de secundaria permitieron a los mapochos ser lo que son.

Hoy también los escolares y universitarios están en la vanguardia que han puesto sobre las cuerdas al presidente Piñera, un conocido megaempresario a quien no veo otro camino que la renuncia.

Lo que modestamente creo es que en nuestro país existen las mismas lacras causantes de la tragedia chilena con un factor adicional: la terrible corrupción. En Chile Odebrecht no hizo tanto daño como en el Perú, pero al fin y al cabo tanto escándalo que valientes medios de prensa descubren, provocará que un día no muy lejano el pueblo diga ¡basta! Entonces será el rechinar de dientes.