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OPINIÓN| Giancarla Di Laura: "El coronavirus y sus sicarios"

"En el Perú lo vivimos: cuarentena, toque de queda, distancia social, bonos de ayuda para paliar la falta de trabajo, etc".
26-04-2020

¿Adónde se fue toda la riqueza generada por el modelo neoliberal en sus cuarenta años de vigencia en casi todo el mundo? Muy fácil: principalmente a la élite del 1% que acapara más del 50% de los recursos y bienes.

Números más, números menos, la realidad es esta: con el pretexto de la libre empresa, la libertad individual y la supuestamente inevitable corrupción del estado de bienestar, los neoliberales se desgañitan gritando las bondades del sistema actual con alaridos que tapan, cual cortinas de humo, el deterioro de los servicios básicos: salud, educación, vivienda, jubilación.

Los ricos, simplemente, no quieren soltar la mamadera y para eso se arman de los más estridentes argumentos. Esta semana, la Fundación Internacional para la Libertad (FIL), presidida por el Marqués de Vargas Llosa, lanzó junto con indeseables como Macri y Aznar un manifiesto

“advirtiendo” del peligro de un nuevo estatismo, como se vería en las medidas estrictas de muchos países para controlar la pandemia.

En el Perú lo vivimos: cuarentena, toque de queda, distancia social, bonos de ayuda para paliar la falta de trabajo, etc. Lo mismo en otros países. En algunos se habla incluso de la posibilidad de que los estados asuman el control de los servicios básicos para evitar que la codicia de los neoliberales vuelva a poner los sistemas de salud en la precaria situación en que los encontró el dichoso virus.

¿Y los ex “jóvenes turcos” limeños? Cuando a inicios de marzo Vizcarra anunció el primer caso de coronavirus en nuestro país, desde El Comercio Federico Salazar señaló rapidito: “No hemos visto al presidente dar un mensaje a la nación sobre el dengue, sobre la tuberculosis o sobre la malaria. Estos son problemas reales y mortales”.

Jaime Bayly, por su parte, abruma al público desde Miami con ideas como esta: “Si, tarde o temprano, con cuarentena o sin ella, todos estaremos expuestos a la enfermedad, entonces no carece de lógica pedirle al gobierno que deje que cada ciudadano decida si quiere salir o no salir”.

Como le espetó en La República el caricaturista Carlín, los médicos, enfermeras, policías, militares, personal de limpieza, y los propios periodistas, entre otros, salen a la calle por deber y no por confirmar unaideología particular. En contraste, a los neoliberales la historia les ha asignado el triste papel de sicarios ideológicos de un bicho invisible.