OPINIÓN | Giancarla Di Laura: "Caseritas con corona"
Se sigue comentando con pasión el “pico y pala” de género, más conocido cachosamente como “pico y raja”, que separaba a hombres y mujeres en sus días de salida a fin de evitar aglomeraciones.
Al parecer, la medida fracasó porque en los días asignados a las mujeres la afluencia de personas a los mercados fue tanta que el riesgo de contagio seguía siendo el mismo o mayor que antes.
Lo que yo veo aquí es un error de perspectiva. No se trataba de que las mujeres salieran en mancha en sus días “francos” y los hombres en los suyos. Lo que faltó fue reforzar que solo debe salir una persona por familia. Yo como madre a cargo de la economía familiar tuve que hacerme a la idea de limitarme en mis salidas, aunque bien tentada que estaba de tomarme un cafecito con mi comadre Carolina o una chela con mi prima Patricia. Pero los tiempos no están para eso.
Lamentablemente, no todas se aguantaron las ganas y salieron a tropel, lo que produjo las preocupantes situaciones de cercanía extrema. Dios no quiera que esto resulte en miles de contagios manifiestos en un par de semanas.
¿Qué nos enseña el fracaso de este experimento y las críticas que recibió desde el principio? Que el patriarcalismo de la sociedad peruana sigue vivito y coleando. Lo triste es que muchas mujeres hemos reforzado el estereotipo de que no tenemos disciplina y hacemos lo que queremos y que los hombres no sirven para hacer las compras.
Es falso que por no tener refrigeradora casi la mitad de hogares peruanos tenga que salir todos los días a comprar comida. Siempre se pueden comprar abarrotes que no se malogran en varios días. (¡Pero que el gobierno, eso sí, universalice y expedite los bonos de ayuda!). Los que se ríen ahora del fracaso del “pico y raja” y celebran su derogamiento exhalan un tufillo de desobediencia y criticonería al gobierno del tipo “critico porque hay que criticar”.
Pura politiquería, testarudez y carencia de sentido cívico. Mejor sería que esas personas, como por ejemplo los editorialistas de Perú21, se pregunten qué está faltando en nuestra cultura que nos impide las ganas locas de salir.