19/08/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Según INEI, desde enero a mayo de 2019 no hemos crecido más del 1%, sin embargo, en junio hemos crecido el 2.62% más de lo que esperábamos crecer, 12.57%, esto se ha logrado porque el sector construcción creció el 13.6% y el sector pesca creció 14.8%.
También, según el INEI, el empleo en el Perú creció 1.2% en ese mismo periodo, lo cual significa 195,000 nuevos puestos de trabajo.
Quiero invocar a todos los peruanos especialmente a nuestra clase política, a los que representan nuestras instituciones, a los que pretenden ocupar un cargo público, hoy que aumenta la temperatura por el adelanto o no de las elecciones, que nos enfoquemos en esta estrecha relación prodigiosa que hay entre el crecimiento económico y la generación de nuevos puestos de trabajo y veamos los beneficios que trae que más peruanos tengan empleo, en la práctica esto significa ponerle más dinero en el bolsillo de los peruanos, lo cual hace que aumente la demanda y por ende aumenta la oferta y por supuesto esto estimula el aparato productivo del país, lo cual aumenta los puestos de trabajo, entrando al ciclo virtuoso de la economía de un país, lo cual debe ser la meta de la gestión de nuestra economía.
Crecer solo en el mes de junio no nos garantiza nuestro crecimiento económico porque “Una golondrina no hace el verano”, por eso es necesario que nuestras autoridades que tienen la responsabilidad de gestionar nuestra economía repliquen en el manejo económico en el país, lo que se hizo en los meses de abril, mayo y junio de 2019, por ejemplo, la inversión en coliseos para los Panamericanos y Parapanamericanos.
Este crecimiento del mes de junio a pesar que es más de lo que esperábamos no garantiza nuestro desarrollo económico, esta cifra de crecimiento está influenciado por:
Contracción de los mercados internacionales, destino de nuestras exportaciones por la guerra comercial entre USA y China.
Por la corrupción.
Por la inestabilidad política fruto de la improvisación y la incapacidad de gestión.
Por la disminución de la inversión privada especialmente en minería, por la inestabilidad jurídica que genera desconfianza a los agentes económicos para recuperar sus inversiones y garantizar sus utilidades.