OPINIÓN | Esther Capuñay: hoy comienza un nuevo año escolar

Como decía un poema muy conocido por nuestros padres, hoy vuelven a los centros educativos millones de niños “cual bandadas de palomas”, para reiniciar su proceso formativo que los ayudará a afrontar en mejores condiciones la cada vez más difícil lucha por la vida.

Un poco más de un millón de pequeñines, que acceden a los primeros años, lo harán acompañados por sus padres, protagonizando emotivas escenas que son el garbanzal de fotógrafos aficionados o profesionales por la cantidad de escenas que se desarrollan en las puertas de cada escuela o centro inicial.

En realidad el año se inicia principalmente en las escuelas públicas, porque en las privadas se inició hace una semana. Sin embargo, oficialmente hoy comienza el año escolar en casi la totalidad de los planteles, excepto en los que han sufrido los embates de la naturaleza y los han convertido en un peligro para los educandos.

Este nuevo año escolar sorprende a los estudiantes un poquito más mayores y esperanzados en la idea de aprender un montón de cosas nuevas para que se vayan convirtiendo en mejores personas. Esta etapa se convertirá en la base de los recuerdos que generalmente son los más lindos de cada persona adulta.

Por eso duele saber que casi la mitad de los planteles se encuentren en condiciones poco adecuadas para recibir a estos millones de niños y adolescentes ávidos de adquirir los conocimientos que los preparará para que cuando salgan de las aulas sean los ciudadanos que la patria espera, porque serán los que remplazarán a los adultos que van llegando a su fin.

Esta realidad es el resultado de décadas perdidas, en las que los gobiernos de turno le han dado poca importancia y escaso presupuesto a la educación, considerándola un gasto cuando en realidad es una inversión que ha dado magníficos resultados en otros países que han alcanzado niveles importantes de crecimiento.

Los niños y adolescentes compartirán su vida desde hoy con otros estudiantes como ellos y, sobre todo, con sus maestros, que junto con los padres, son los dos pilares sobre los que descansará su formación. Es en la casa y en la escuela donde se sientan las bases morales y de valores que todos los ciudadanos irán aplicando en las actividades que les corresponda desempeñar en los lugares que la sociedad los vaya acogiendo y designando.

De sus filas saldrán los próximos dirigentes y personalidades de las distintas actividades de la vida nacional que irán consolidando esta patria que nos dejaron los Incas y que no hemos sabido desarrollar como las nuevas generaciones se merecen.

Mucha, mucha suerte a nuestros estudiantes que en sus manos y sus hombros sostendrán el destino del Perú, que felizmente ha venido creciendo como nunca en los últimos años. De las aulas saldrán los nuevos hombres y mujeres que irán consolidando con sus ejemplos de vida y sus conocimientos el orgullo nacional, de una nación con un pasado histórico inigualable, que se merece figurar entre los países pacíficos y de mayor crecimiento en la región. Dios lo quiera.

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