OPINIÓN | Esther Capuñay: no cesan los escándalos entre los congresistas
Nicolás Lúcar arremetió ayer en su programa matinal de radio y tv Exitosa contra el desparpajo de muchos congresistas que parecen no inmutarse con los escándalos que vienen protagonizando de manera permanente sin señales de arrepentimiento ni promesas de no volverlo a hacer.
“No termina de pasar una denuncia por acoso cuando aparece otra y le sigue otra”, llegó a decir el conocido periodista en su programa 'Hablemos claro', refiriendo a continuación los nuevos escándalos que han venido llenando las páginas de los diarios y de los espacios noticiosos en las radios y canales de televisión.
Al final de su comentario lanzó una interrogante con la que yo también me solidarizo: “¿Qué hacemos con el Congreso?”.
Y no le falta razón. No hay día de Dios en el que no haya denuncias, enfrentamientos y peleas entre los integrantes de ese importante poder del Estado.
Como es de esperarse, cada caso es de inmediato reproducido por la prensa ávida de este tipo de remezones que los lectores y la audiencia consumen a borbotones.
Los resultados son los que vemos: indignación cada vez más exacerbada entre la población que en numerosas oportunidades ha expresado con manifestaciones y marchas pedidos para que cierren el Congreso.
El presidente Martín Vizcarra, como lo dijimos ayer en esta columna, ha salido a poner paños fríos en este enfrentamiento que amenaza con agudizar el clima político nacional, al declarar que se debe dialogar para encontrar consensos.
Sin embargo, esa declaración se refiere a las repercusiones que puede tener el afán protagónico de algunos congresistas que para cubrir sus faltas pretendan ensayar cortinas de humo y pedidos inapropiados solo para llamar la atención.
En cuanto a los escándalos, insisto en mi iniciativa de hace unos días: se debe castigar ejemplarmente a los congresistas que han cometido faltas graves, como cobrar doble sin merecerlo, sacándolos del Congreso para que sean remplazados por sus accesitarios.