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OPINIÓN | Edwin Sarmiento: cosas de la vida

Humberto 'Chivo' Castillo, uno de los mejores periodistas del Perú, logró entrevistar a Julio César Mezzich, el número dos de Sendero Luminoso.
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01-03-2019

El periodista Humberto 'Chivo' Castillo consiguió las hazañas que ningún otro reportero de los de mi época pudo realizar. Entrevistó a políticos en la clandestinidad, redactó crónicas impecables que daban ganas de leer de principio a fin y sin un bostezo. Su estilo ágil y ameno fue único en él. Podría decirse que vivió la pasión del periodismo como ningún otro. Fue un reportero nato. Rechazó cargos de dirección que lo ataban a un escritorio. Era un periodista de calle que no tomaba apuntes y tampoco usaba la grabadora. Solo miraba y escuchaba con atención. Hacía gala de tener una memoria fotográfica prodigiosa. Y escribía con los diez dedos y a mucha velocidad. Las carillas salían una tras otra de su máquina de escribir sin darle tregua a los diagramadores para tomarse un descanso. Al día siguiente teníamos dos o tres páginas del diario con sus crónicas que eran una delicia leerlas. Desde muy joven tenía el pelo blanco y frondoso. No era jactancioso ni bullanguero. Siempre fue un periodista parco, de pocas palabras y algo tímido con quienes no eran sus amigos.

El poeta Reynaldo Naranjo me mostró una fotografía que, a estas alturas de mi vida, viene a ser una joya de colección. Allí se ve al Chivo Castillo persiguiendo a un hombre de sombrero y poncho cerca de una casa vieja de calamina a dos aguas y con árboles de eucalipto de fondo. El personaje a quien sigue, a grandes trancos, no es cualquier personaje: es Julio César Mezzich, a quien se consideró ser el número dos de Sendero Luminoso por muchos años. Y de quien se tejieron historias que casi convirtieron al terrorista en una leyenda campesina en los años ochenta. El periodista logró entrevistarlo, mientras la Policía y la Fuerza Armada lo buscaban por aire, mar y tierra.

Mezzich, un niño de clase media alta, había estudiado en el colegio jesuita Inmaculada de Lima. Y fue compañero de estudios de muchos políticos y periodistas notables. Ingresó al movimiento Vanguardia Revolucionaria y después se enroló en Sendero Luminoso y desapareció. Algunos decían que vivía en Suiza; otros, que lo hacía en alguna comunidad de Andahuaylas, que chacchaba coca y se había casado con una comunera de la zona. Los servicios de inteligencia daban cuenta que el terrorista solía ingresar a las comunidades para asesinar dirigentes y autoridades locales, que volaba puentes y comisarías. También se decía que Abimael Guzmán lo había mandado matar porque le restaba liderazgo, como lo había hecho con 'Nora', su mujer. El Chivo Castillo lo encontró y lo entrevistó en algún paraje andino del Perú. La entrevista nunca se publicó en La Crónica, donde trabajaba el periodista. Y precipitó la renuncia de su director, Guillermo Thorndike. Ahora el Chivo vive en el apacible retiro de su hogar, perseguido por los recuerdos que no lo dejan.