29/11/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Hace bastantes años, llegó a Madrid un inmigrante peruano. No presentó pasaporte ni papeles. No pasó por la aduana ni le dieron una visa de residente. Sin embargo, se quedó a vivir en este país. Más todavía, amiguero y animador de juergas, nuestro moreno paisano celebra sus aniversarios en octubre con anticuchadas, fiestas, misas y hasta procesiones.
La semana pasada lo vi en la iglesia de San Lorenzo que está situada en el castizo barrio de Lavapiés. ¿Cómo había llegado hasta allí? Supongo que es el pago de un devoto por una curación sobrenatural o acaso el comienzo de un largo convenio de aquel con el crucificado.
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El Señor de los Milagros es y ha sido siempre un inmigrante desde que llegara al Perú procedente de Angola en el siglo XVII. Para ser más exactos, en 1651, un esclavo de ese país lo pintó sobre una pared de Pachacamilla, cerca de Lima, y aquello atrajo de inmediato a otros hombres y mujeres privados de libertad y cazados como él en sus trágicas selvas originarias.
Prohibidos de recordar a sus dioses, los esclavos, a través del culto al Crucificado, rendían homenaje a los “orishas” fantásticos de su África nativa.
Como es sabido, la Inquisición y las autoridades coloniales torturaron y desollaron negros, vendieron a sus hijos en tierras lejanas y trataron por todos los medios durante siglos de extirpar ese culto.
Borrar de la pared la imagen milagrosa parecía el medio más seguro, pero no lo fue. Según la leyenda, los albañiles que intentaban enlucir esa pared y hacer desaparecer la imagen eran repelidos por una fuerza sobrenatural. Al final, triunfaron tanto esa efigie como sus devotos.
Los peruanos han traído consigo, además del Señor de los Milagros, sus recuerdos de Sarita Colonia y de la Virgen de la Puerta, sus cariños clausurados, sus sueños de gloria, sus comidas inolvidables y su implacable esperanza.
De acuerdo con las cifras más actuales de los censos, hay 250 mil paisanos nuestros en las tierras del Quijote. Al parecer, 200 mil se han establecido en Madrid.
Este año, la embajada del Perú convocó a un concurso de testimonios entre los peruanos que viven aquí. Los mismos muestran que los grupos familiares son liderados por mujeres y que estas pueden aguardar décadas y trabajar con resolución hasta lograr que llegue el resto de su familia.
Bien puede decirse que el Perú es una nación caminante.
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