29/04/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Usted lo que tiene es susto. Para curarlo, consígase un cuy negro y se lo pasa por el cuerpo. Se lo escuché al “Tuno”, el chamán trujillano que fue personaje de uno de mis libros.
Y acabo de oírselo también al psiquiatra José Luis Li Ning al hablar sobre los espantos de estos días. En efecto, la crisis actual tiene un componente de ansiedad, depresión y miedo que tiende a hacerse tan grande como la propia enfermedad y es igual de peligroso porque el pánico puede debilitar nuestras defensas y arrebatarnos el coraje de vivir.
Propongo, exhorto y ruego a nuestros comunicadores, en la prensa o en las redes, que se moderen y que el afán de protagonismo no los haga olvidar su responsabilidad ni los convierta en contagiosos y malditos mensajeros del terror.
Ejemplo de esta conducta infeliz se pueden ver en los diarios y los reportes de Facebook que compiten tamaño de caracteres, fotografías espeluznantes y reportes de contagiados para hacerse más ferozmente “atractivos”.
¿No ayudaría más narrar la historia personal de nuestros héroes, los médicos, las enfermeras, los policías, los soldados, que se arriesgan por nosotros? ¿No sería mejor informar acerca de los países donde la enfermedad ha cesado o aquellos donde la cuarentena da resultados y comienzan a levantarse las restricciones?
¿No sería más importante dar los números de los pacientes que fueron dados de alta y descubrir que es una cifra abismalmente superior a la de los otros? ¿Y cómo serán después la patria y el mundo? Mi amigo Nelson Coronel dice que esto es un “pachakuti” y lo es.
En las creencias andinas, un “pachakuti” es una vuelta del mundo para volver a comenzar y hacerlo mejor. Cuando todo comience de nuevo, la vida será diferente porque la desdicha universal nos habrá mostrado la perversidad de la sociedad en la que vivíamos.
Habrá puesto en evidencia que la privatización del seguro social y los servicios públicos de salud era una medida absurda y desalmada. Primará mañana la lógica de la solidaridad que hoy algunos “liberales” desprecian, condenan y llaman “populista”.
Los servicios de salud serán universales y, por fin, la más justa distribución de la riqueza -y no las armas- será el verdadero pilar de la seguridad nacional. Ahora, durante la cuarentena, podemos sanarnos sabiendo que esto pasará... y no será necesario sobarnos con un cuy negro.