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OPINIÓN | Eduardo González Viaña: La telenovela de la inmigración

La telenovela fue larga, y ahora todos son felices. Todos, menos Chris.

BANDERITA
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14/08/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

El personaje es Chris Peterson, un gringo generoso que se casó con Soraya, una damita latina para ayudarla a recibir la codiciada Green Card.

Un día, me encontré con él en un café de Corvallis, Oregon.

-¿Has oído últimamente algo de Soraya, mi esposa? -me preguntó y añadió:

-Ella y Herman Schroeder, su nuevo esposo, me invitaron a una fiesta en Pórtland.

La historia comienza en 2010. Soraya García estaba casada con Chris, pero el matrimonio había sido fraguado para conseguir la Green Card que la chica, boliviana de origen, necesitaba.

Ambos vivían juntos, y fingían ser una pareja enamorada para evitar una visita intempestiva de los agentes de inmigración.

En el fondo y aunque no existiera intimidad entre ellos, Soraya estaba enamorada de Chris, pero Chris no podía corresponder ese sentimiento porque amaba en secreto a una joven chilena, separada, cuyo nombre era Mónika.

A veces, por eso, le sugería a su esposa de mentiritas que le permitiera revelar el secreto con el fin de que la chilenita no pensara que iba a aceptar las proposiciones de un hombre comprometido.

Lamentablemente, aunque Mónika hubiera sabido la verdad, la telenovela no terminaba porque ella tampoco podía corresponder a Chris. Idolatraba en silencio a Martin Luther Morris, pero este tampoco iba a poder amarla porque estaba casado con Kathy Williams, quien, por su parte, no amaba a Martin sino que devoraba con sus miradas al buen Chris y no podía hacerle ningún tipo de sugerencias porque lo suponía realmente casado y feliz con la candorosa Soraya.

La telenovela fue larga, y ahora todos son felices. Todos, menos Chris.

La dulce Soraya encontró un hombre en el fondo de una computadora. Herr Herman Schroeder, viudo, 47 años, con doctorado en volcanes extinguidos, voló desde Berlín y la condujo al altar. Chris ofició de padrino.

Ese mismo año, en junio, Kathy Williams le confesó a su esposo Martin Morris que nunca lo había amado y le preguntó si podían quedar como amigos. Después se fue a Nepal para hacer estudios de acupuntura.

En la boda de Soraya, Martin Morris descubrió que Mónika era bonita e inteligente, y le propuso matrimonio.

El único que queda fuera del amable desenlace es Chris, quien, de acuerdo con el canon de las telenovelas, debería haberse suicidado o descubierto que era hermano de Martin Morris, pero no ocurrió así, y es simplemente un plácido hombre de negocios que, de rato en rato, consulta la computadora para ver si le ha llegado algún mensaje.