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OPINIÓN | Eduardo González Viaña: Santiago en el camino

Creo que escribir novelas es la manera actual de hacer profecías.

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24/04/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023

Según informa el New York Times de hoy (22/04/19) “Arrestan al líder de un grupo paramilitar en Nuevo México que detenía a los migrantes a punta de pistola. Desde hace tiempo, los paramilitares han operado con el propósito de detener el flujo de migrantes indocumentados a Estados Unidos...”

Es exactamente la misma historia que narro en el primer capítulo de mi novela EL CAMINO DE SANTIAGO, en la que un joven peruano de ese nombre ingresa ilegalmente por la frontera de Arizona y es apresado por una patrulla de voluntarios, los Patriotas, quienes cuidan la pureza racial de su país, y no saben si colgarlo o dejarlo ir. Una vez más, creo que escribir novelas es la manera actual de hacer profecías. Leamos:

“Antes de que dieran la orden de matarlo, Santiago se quedó dormido.

El hombre que lo custodiaba le vació un balde de agua sobre el rostro, y lo despertó.

-¡Contesta! -ordenó el tipo. El Viejo te está preguntando.

-¿Cómo te llamas?

Sentado frente a una mesa rústica, el hombre al que llamaban 'el Viejo' ojeaba un periódico amarillento. Bajo el toldo de campaña, fingía leer. En realidad, quería hacer esperar al prisionero, y debido a la intensa luz del sol, este se había quedado dormido.

-No, hijo. No voy a dar la orden de matarte ahora. No le voy a pedir a los muchachos que te ejecuten. Aquí todos somos cristianos, y si colaboras, me bastará con ponerte en la frontera. En cambio, si sigues callado, eso sería ya otro cantar.

En ese momento, Santiago debe de haber recordado a los “Minutemen”. Le habían hablado de ellos. Eran grupos de voluntarios armados que se emplazaban en la frontera para proteger a los Estados Unidos contra la entrada ilegal de extranjeros.

No todos actuaban de la misma forma. Algunos equipos se limitaban a apresar a los inmigrantes y a entregarlos luego a la Patrulla de Fronteras.

Otros eran feroces. Alegaban proteger la pureza racial de los Estados Unidos y creían estar facultados para hacer justicia por mano propia. Afirmaban estar cumpliendo la decisión de los Padres Fundadores de la nación, profesaban un cristianismo encolerizado y habían declarado una especie de cruzada contra los infieles...”

Esta noche voy a hacer en Salem, Oregon, una presentación de la edición norteamericana de EL CAMINO DE SANTIAGO. Se encuentra en Amazon. Comenzaré diciendo “Felizmente que es novela...”