18/10/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
En el pórtico de la Universidad de Salamanca, entreverado con signos religiosos, monarcas y dioses paganos, vive un sapito.
El estudiante que llega a esa puerta, debe hallarlo. Si no, soñará con él.
Cuando fue a estudiar Medicina, Jorge Antonio Baca no encontró al mágico intruso, pero se le apareció en sus sueños:
- Si has llegado hasta aquí, desde tu lejano Chiclayo, tendrás que dar de tu vida todo lo que hayas recibido, por la gente que viene a España huyendo de su tierra.
Jorge Antonio Baca es un médico otorrinolaringólogo. Hace tiempo que debió haberse jubilado, pero muchos años de su vida laboral los ha pasado cumpliendo con el encargo del sapito. Ha laborado gratuitamente en África, España y el Perú.
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Además de médico, tuvo que aprender a hacer disfraces porque en un momento de su vida en Marruecos decidió atender a los niños saharahuis, y eso podía ponerlo en problemas con la policía marroquí. Tenía que dormir en una Haymah en medio del desierto y su taxi era un dromedario.
- En un solo día tuve que atender a noventa pacientes -me dice-. Fue evidente que para muchos de ellos era la primera vez que veían a un médico.
Ha estado haciendo lo mismo en España y el Perú, aunque ninguno de sus viajes fue financiado por institución o persona alguna.
Cuando le pregunto si tuvo una inspiración (además del sapito), me dice que su madre, la educadora Rebeca Sarmiento de Baca, hacía cosas más serias; por ejemplo, ayudar a los perseguidos políticos.
En Chiclayo, Lima y Cajamarca, así como en Incahuasi, Cañaris, Laquipampa -la sierra nororiental del departamento de Lambayeque-, Baca y sus compañeros, además de curar, establecieron bibliotecas comunales
- La lectura es la mejor medicina preventiva que conozco- dice el doctor. Baca acaba de ganar el reconocimiento de la Asociación de artistas, creadores y escritores de Madrid para la defensa de los derechos humanos.
“El premio 'Severo Ochoa' se le otorga en el campo de la medicina y del “afecto”, en reconocimiento público de sus méritos como doctor en otorrinolaringología”, expresa el documento.
Lo he felicitado en nombre de la embajada y de todos los que estamos orgullosos de ser sus paisanos. Y por fin, como soy tan cholo del norte como él, lo invito a comer un “espesao” un día de estos en Chiclayo o Lambayeque con un sapito panzón de Reque.
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