27/03/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Este abril, se cumplen 5 años de su muerte. Acaso 500 años después de nosotros, cuando acaso el río Magdalena corra de norte a sur y la arena cubra los monumentos levantados en su memoria, la gente va a pensar que Gabriel García Márquez fue un profeta o el personaje de una leyenda, o ambas cosas a la vez.
García Márquez será, muchos años después del nuestro, el profeta que nos hizo conocernos mejor entre nosotros y saber que habíamos sido engendrados por padres y madres semejantes y por el mismo viento de la fatalidad que siempre ha dado vueltas en torno de nuestra tierra.
Los lectores del futuro se darán cuenta de que los tiranos y los déspotas de uno y otro lado del continente eran idénticos en la rapacidad, el servilismo y el ridículo como en aquella escena en que el dictador pregunta: -¿Qué hora es? Y su subordinado responde:-La que usted ordene, mi general... y que todo, todo aquello era verdad como aquella escena en que la gente se despertó sin mar porque el gobierno lo había vendido... o sin río en otro tiempo porque se quería vender el oro.
“Cien años de soledad” continuará denunciando que la masacre de las bananeras no fue un sueño ni tan sólo una creación literaria.
Aquella ocurrió en Ciénaga, provincia de Magdalena, el 6 de diciembre de 1928, cuando un gran número de trabajadores del banano que estaban en huelga fueron acribillados por el Ejército Nacional.
Pero también ocurrió en México, en la Plaza de las Tres Culturas. Y también en cien pueblos en el Perú. Y también en Chile, en Santa María de Iquique. Y otra vez en el Perú, al ser derrotado el pueblo de Trujillo por el ejército del dictador en 1932. Y muchas veces más en el Perú cuando el dictador aprovechó de una guerra interna para desencadenar un genocidio étnico.
En su voz, todo aquello se transformó en una epopeya. Sus coetáneos aprendimos a ser latinoamericanos y a vivir orgullosos de nuestro profeta y de una tierra que ha parido a hombres como Sandino, Bolívar, Túpac Amaru, Bernardo O'Higgins, San Martín, Luis Carlos Prestes, el Che Guevara y Salvador Allende, entre muchos otros.
García Márquez debe estar ahora navegando el Magdalena. Sobre sus aguas, la muerte canta noche y día su canción sin fin.