OPINIÓN | Eduardo González Viaña: "Cien años de libertad y el Frepap"
Quienes creemos en los derechos humanos, deberíamos estar celebrando el centenario de la Constitución de 1920 que instauró en el Perú la libertad de culto.
No es así, pero la historia nos juega algunas pasadas. Hoy, en el 2020, por primera vez un partido político, que es expresión de un culto no católico, va a cogobernar. Lo queramos o no, el Frepap ya está aquí.
Cómo recordamos, la conquista de América estuvo vinculada a la evangelización puesto que el papa Alejandro VI regaló los territorios americanos a España y Portugal a condición de que, además de sembrar mortandad, los soldados trajeran en una alforja generosa la cruz y la Biblia para convertir a los indígenas.
La emancipación no cambió mucho. Apenas San Martín y Bolívar liberaron nuestros territorios, el papa Pío VII promulgó la Encíclica Etsi longissimo que rechaza la independencia americana y condena al “diabólico” liberalismo.
Y pese a todo, la opción republicana respetó al catolicismo como credo oficial. Como decía la Constitución de 1823, “La religión de la República es la católica, Apostólica y Romana, con exclusión del ejercicio de cualquier otra”.
En 1920, nuestra Carta Magna reconoció a los peruanos el derecho de practicar cualquier fe, y por fin la Constitución de 1979 influida por el Concilio Vaticano II apostará por la defensa de los derechos y la dignidad humana.
¿Qué pasa ahora? El Frepap llega al Congreso y, tanto las derechas como las izquierdas citadinas están golpeándose el pecho. Diversas interpretaciones racistas esconden con expresiones seudoacadémicas el temor por las vestimentas, las barbas, el turbante y el origen provinciano de los nuevos congresistas.
No. El Frepap no va a reemplazar el Código Penal con la Biblia. La agenda que presentan es laica. En temas sociales y económicos, son enemigos del neoliberalismo, y denuncian el egoísmo y la codicia de los ricos por creer que ese es el mandato de Dios, y por la misma razón se podrá contar con ellos en la lucha contra la corrupción.
Políticamente, son pragmáticos y están deseando alianzas eficaces. En el nuevo Congreso, no habrá bloques como en el disuelto sino confluencias en torno de temas concretos.
No me he convertido de pronto en miembro del Frepap. Más bien, ahora como en toda mi vida, creo en la tolerancia. Y repito, el próximo Congreso nos enseñará a dialogar y a querernos y a ponernos de acuerdo en temas que de verdad son importantes.