OPINIÓN | Eduardo González Viaña: "¡Ampay!"
Hasta ayer, las próximas elecciones parecían un casting de actores de segunda. Ahora, se han convertido en un referéndum.
De acuerdo con los sondeos, había una suerte de pitufeo de votos porque los partidos más favorecidos apenas pasaban con las justas las vallas electorales.
Pero, era también un pitufeo de ofertas. Todos decían que iban a luchar contra la corrupción. ¡Increíble! En esas circunstancias, el ciudadano de a pie estaba más interesado en conocer dónde quedaba su mesa que en decidir de antemano a quiénes daría su voto.
Las cosas han cambiado. Ahora la mayoría de los peruanos sabe por quién no votar... aunque no esté muy seguro de lo otro.
Sobre todo, las mujeres, feministas o no, pero conscientes de la violencia que se ejerce contra ellas, están dispuestas a atajar en seco el próximo domingo al candidato que, por su actitud, lo han llamado “tramposo y cobarde”.
La semana pasada, el tragicómico líder “morado” comenzó a dar pasos en falso cuando le tocó la hora de las definiciones y, en vista de que no tiene ninguna, comenzó a responder que estaba de acuerdo con todos... pero hasta cierto punto. Felizmente para él, nadie lo entendió.
Ahora la gente sabe en la práctica, qué es lo que quiere decir Julio Guzmán. Un escandaloso incidente del que fue protagonista ha puesto en evidencia su profundo desprecio por las mujeres, así como la falta de grandeza de su propio carácter.
En un inútil intento por minimizar la evidencia abrumadora de los videos, dice que salió corriendo para llamar a su seguridad cuando se produjo el incendio y todos se preguntan ¿por qué no llamó por celular a su seguridad y le pidió que vinieran con extintores?
Y por supuesto no dice nada de los globitos rojos y las velitas que formaban un corazón, cuyo romanticismo explosivo hizo estallar el televisor.
En días pasados el general Mora, su gallo de tapada, mostró que comprendía el ideario morado al poner morado el ojo de su esposa.
Y así va llegando a su fin esta campaña electoral. No se sabe qué otras sorpresas vendrán y qué seguirá después de los globitos rojos en forma de corazón. ¡Ampay!