OPINIÓN | Eduardo Gonzáles Viaña: "El padre Pata y el doctor San Martín"
En 1820, en plena época de la independencia, el cura de Chancay, Matías Zapata, predicaba que:
“El nombre de San Martín es una blasfemia, y está en pecado mortal quien lo pronuncie: ¿Qué tiene de santo ese malvado?
Declaro excomulgado a todo el que grite: ¡viva San Martín!, porque es mofarse de nuestro Dios”.
Justamente, en esos días llegó a Chancay la expedición libertadora. Aterrado el sacerdote fue a hablar con San Martín y le ofreció que a partir de ese día lo llamaría con su apellido completo, y que pediría a sus fieles que también lo hicieran así.
-No es necesario- contestó el Libertador. -Usted le ha quitado una sílaba a mi apellido. Yo voy a quitársela al de usted. A partir de hoy, tendrá que firmarse Matías Pata, el padre Pata, y así tendrán que llamarlo sus feligreses.
El asunto viene al recuerdo ahora que la Junta Nacional de Justicia (JNJ) investiga al juez supremo César San Martín por el caso ONP.
Con una millonada envuelta en ese caso, San Martín acogió el recurso de casación presentado por el, ahora prófugo, Néstor Costa y anuló el pedido de prisión preventiva que pesaba en su contra.
Y casi se puede decir que eso no es nada si se recuerda un audio que la prensa y la TV nos han estado recordando. En el mismo, San Martín le pide favores personales al hermanito Walter Ríos, expresidente de la Corte Superior de Justicia del Callao.
Y peor cuando se evoca (también vimos en la TV), los días en que César San Martín, entonces en su calidad de presidente de la Corte Suprema, reunió en una comilona norteña a un ministro y otra persona con la jueza que veía una causa que les interesaba.
Aunque prácticamente estaba dando órdenes a la jueza Rojjasi, San Martín explicó después que la reunión era tan solo para "unificar criterios". ¿Estaba el presidente de la Corte Suprema "unificando los criterios” de una de las partes con los de la jueza?... Esa es una aberración jurídica y una perversión moral.
San Martín sería después uno de los jueces que confirmarían la absolución de Montesinos, Hermoza y Huamán, sin que se inhibiera debido a los humos del cabrito a la norteña.
Como el cura de Chancay, San Martín arriesga perder el “san” y toda la santidad de su apellido. padre Pata y doctor Martín.