31/10/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Año, 2002. Mes, noviembre. Ocasión, almuerzo con un grupo de estudiantes de cuarto de secundaria que había retornado de un encuentro interescolar realizado en Buenos Aires, capital de Argentina. La velada transcurrió plácida, pero con un sesgo particular: la aguda sensibilidad de los jóvenes puso en el tapete las debilidades detectadas del evento.
Pero detrás de las 'críticas' se advertía en sus ojos unos destellos que refulgían y un corazón acelerado, que indicaba el despertar de un ideal en estos adolescentes. La sintonía llegó a su cenit cuando se les propuso: “Organicemos nosotros un encuentro internacional”.
Al denso silencio le siguió un efusivo y afirmativo entusiasmo. Según el estudio “Los Valores, el futuro y el Perú” realizado a estudiantes de IV de secundaria de diversos colegios de Lima en el 2017, cerca de un 46% pensaba que los adultos veían solo características negativas en los jóvenes y no confiaban en ellos.
La adolescencia es una etapa de maduración, ideales y cambios. Sin embargo, cuando los jóvenes saben que se confía en ellos, los resultados sorprenden y hablan por sí solos. Esto se evidenció en aquellos alumnos, que ilusionados, dieron el sí y se pusieron manos a la obra para realizar un encuentro de estudiantes internacional que se concretó en el año 2003.
Hoy, 20 años después, ese encuentro llamado Modelo CENIT, sigue creciendo de manera fresca, vigorosa, firme y con grandes proyecciones, porque la organización y ejecución del evento en todos sus términos es responsabilidad y tarea de los mismos estudiantes.
Hoy el modelo se replica en Cañete, Arequipa y Chiclayo y, a nivel internacional en Quito. Además, se llevan a cabo pasantías e intercambio de profesores y, finalmente, de directores. El modelo incorpora la sabiduría y la experiencia anterior que se trenza con el siguiente, constituyendo así una cultura participativa que se consolida en el presente y se proyecta al futuro.
Asimismo, hacen visible la disposición y capacidad de los estudiantes de asumir responsabilidades y reflexionar acerca de los grandes temas sociales con hondura, seriedad y precisión. Sin duda, su desempeño ha devuelto el optimismo y la esperanza a la educación y en un mañana diferente.
Desde diversas escuelas de procedencia se ha visto jóvenes dispuestos a dialogar y debatir, con respeto y cordialidad, para unificar criterios y acciones que orienten la labor del líder que emerge con la generosidad y transparencia desde la propia juventud, para abrirse a una sociedad que clama por propuestas creativas y humanas.
En la escuela se preserva la memoria, se gesta la identidad personal y se generan los ideales que articularán el futuro de la patria, pero también aprenden a conocer y respetar la historia y la cultura de otras naciones.
Por eso el gran reto para el futuro es construir la integración y la participación desde los colegios, proponiendo redes de cooperación, iniciando proyectos académicos y culturales, abriendo el currículo para compartir las riquezas y las bondades de los países de la región. Siempre siguiendo la premisa: confiar en los jóvenes trae consigo resultados sorprendentes.
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