14/11/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Es una práctica histórica y muy ancestral, el uso de la biblia y el crucifijo de nuestro señor Jesucristo en los despachos judiciales y salas de audiencias en los órganos jurisdiccionales del país.
Esta inveterada práctica judicial, obedece a que nuestro Perú es un país laico y responde a la libertad de las diferentes confesiones religiosas y, además, en recuerdo y presencia del ser celestial más importante de nuestra vida, como es nuestro señor padre todopoderoso.
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Por tal razón y encontrarnos ad portas de la celebración de las fiestas navideñas, desde ya hace un buen tiempo, la Asociación Pensamiento Penal y la Asociación por los Derechos Civiles en Argentina, se encuentran abocados a una campaña nacional, destinada a retirar de las salas de audiencias del Poder Judicial, el crucifijo y la biblia, por considerar que no se respeta el Estado laico donde existe libertad religiosa.
Esta campaña no es nueva en nuestro país; sin embargo, el Tribunal Constitucional, a través del Exp. 06111-2009-PA/TC, digna de tenerse en cuenta en un Estado de libertad religiosa, ha dispuesto declarar infundada la demanda que solicitaba el retiro de los símbolos religiosos en todas las salas de audiencias judiciales.
El máximo intérprete de la Constitución, ha subrayado en su fundamento 35 que el respeto a los símbolos religiosos, en un ámbito público como el Poder Judicial, responde a gran influencia de la Iglesia Católica en la formación histórica, cultural y moral del Perú y además presta su colaboración.
En tal sentido, se precisa que la religión católica se encuentra fuertemente arraigada en el desarrollo de nuestras tradiciones como nación, pues muchas de estas costumbres han terminado por consolidarse como parte de la identidad.
Plantearse, obligar al Estado el retiro de un símbolo religioso que ya existe y cuya presencia se explica por la tradición del país, implica preguntarse si la mera presencia del crucifijo o la biblia tiene la capacidad de perturbar a un no creyente.
Por tal razón, el juez argentino Luis María Rizzi, integrante del Tribunal Federal, se negó a quitar la cruz y dijo: “No voy a descolgar ninguna cruz, tampoco voy a disponer que otro lo haga, porque creo en Dios y soy católico y porque tengo reverencia a la Cruz de Cristo, el inocente crucificado por los hombres y el más inocente de los condenados y que, además, representa la fe mayoritaria y la identidad de nuestro pueblo, porque la Cruz no ofende a nadie, sea o no creyente, ni nadie puede sentirse agredido, inquieto, molesto y menos discriminado por su presencia”.
Tremenda respuesta del magistrado argentino, en medio de un mundo tan violento y de amplias “libertades”, que necesita voltear su mirada al Cristo Nazareno para que, tanto policías, abogados, fiscales y magistrados, en medio de un proceso judicial, busquen la verdad real y legal, como símbolo de la recuperación de la paz y tranquilidad en el mundo.
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