31/08/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
En el New York Times para suscriptores, el analista Coy señala que en el reciente evento de los Bancos Centrales en Jackson Hole, Wyoming, Jay Powell estaba preocupado por la inflación y solo esperaba datos del empleo para en el próximo comité (FOMC) subir un 0.75% la tasa de referencia como se hizo el pasado mes.
De resultas Wall Street retrocedió en su principal indicador 1,000 puntos. Se señalaba en corrillos cercanos a la Bolsa, que la FED antaño no había sido transparente. Ella era ella como un cónclave de cardenales. Pero con la asunción de Volcker y más con Alan Greenspan, la cosa se abrió un poco.
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Sin embargo, se señala que Greenspan disfrutaba no solo tocando su saxo, sino como un oráculo convertido en misterio. Tal es así que se jactó en “60 minutos” a su retiro de la FED que su destrucción de sintaxis, aparecía como que estaba respondiendo, pero de seguro que no lo había hecho.
Kevin Warsh, quien manejó la FED, consultaba recurrentemente con Paul Volcker y no le gustaba mucho transparentar, pues decía que ello era como ponerse una camisa de fuerza. Eso no era compartido por Ben Bernanke, sucesor de Greenspan, quien era lo opuesto al secreto. Y ello pese a lo desafortunado que han sido las predicciones a veces erróneas, como el que se pensara que, a la luz de la pandemia, la inflación era de carácter transitorio, elemento no solo defendido por la FED, sino por varios reputados economistas, contra el exsecretario y presidente de Harvard Larry Summers. Bernanke decía que la transparencia sobre las perspectivas y enfoque de política del Banco Central, es esencial para rendir cuentas, pero si ella orienta sobre futuras acciones de política ello depende del contexto. Y el mismo enfatizaba que Jay Powell entiende las dificultades de pronosticar sobre la economía.
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En rigor, entonces, es una buena práctica para un banquero central que sea tan claro, como la situación lo requiera, pero no más claro.
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