22/03/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
A excepción de Venezuela, estamos en un mundo con poca inflación. Hay opinión internacional al respecto.
Una de ellas es el precio del petróleo, el que desde su cuadruplicación a USD 12 el barril en el año 1973; el cartel de la OPEP, llevó al indicador Brent a USD 147 y al WTI a USD 133 en julio del año 2008. Luego por ciertos vaivenes entre el año 2011 al 2014 se situó en niveles de USD 110 el barril.
Con la irrupción del 'fracking', el que Estados Unidos ha ido adoptando, ya en el año 2016 esta modalidad representaba el 70% de todos los pozos de petróleo y gas natural perforados en ese país.
En el 2008 la producción de crudo era de 5 millones de barriles por día, hoy los EE.UU. se han convertido en el primer productor mundial con 12 millones de barriles diarios, lo que ha permitido menguar el poder de la OPEP.
Hoy el WTI, que es nuestra referencia, marca algo menos de USD 60 el barril.
El otro gran tema es que la flexibilización monetaria de la FED y BCE, es decir la masiva intervención monetaria a resultas de la crisis del año 2008, no se ha ido al consumo sino a arreglar las deudas, salvándose así muchas empresas ineficientes de la quiebra, denominadas 'zombis' y ese dinero ha quedado atrapado en la economía financiera. Tal parece que la emisión del BCE al menos seguirá.
Las tasas de expansión crediticia se situaban hasta en 11% y hoy en día no han podido superar el 3%. Es lógico colegir que si ese dinero entrara en la economía real , veríamos una expansión amplia de la oferta monetaria con mayores tasas inflacionarias.
En tercer lugar, en los países grandes, las plataformas digitales de compras online como Amazon, Rakuten, Eboy o Elsy hace que comparemos los diferentes precios vinculados a los productos existentes para seleccionar aquellos que mejores precios ofrezcan. Esto permite discriminar las ofertas que el consumidor considera que se encuentra a un alto precio frente a la calidad. Aquellas empresas que están reportando precios altos frente a la utilidad de sus productos tienen que ajustarse.
Finalmente, la creciente disponibilidad de bienes y servicios, mayormente por la apertura comercial de los mercados de China e India, con su mano de obra barata; ha generado un efecto deflacionario sobre los precios; amén los efectos de privatización en contra de las empresas públicas monopolistas, aunque ello depende de la regulación de los gobiernos.
Debe sumarse lo de la inteligencia artificial y la robotización.
En rigor, el banco de los centrales, el BIS, expresa que la burbuja de deuda corporativa es capaz de provocar una crisis mundial jamás vista en más de una década.
Según lo expresado por Christine Lagarde en una reciente reunión en Bali, Indonesia, la deuda global alcanzó un nuevo récord al situarse en los 182 billones de dólares. La directora gerente del FMI, señaló que el volumen de deuda global en el sector público y privado ha aumentado en un 60% del PBI en la última década.
Y como colofón, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Fed ha decidido no mover la tasa de interés..