28/04/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Carmen M. Reinhart y Kenneth Rogoff advierten que las consecuencias económicas de la pandemia en la mayoría de países serán mucho peor que cualquier cosa que hayamos visto en China, Europa o Estados Unidos.
Ello afectará sus pagos de deuda, ya sea a los acreedores privados u oficiales. Con sistemas de atención de la salud inadecuados, capacidad limitada para lograr estímulos fiscales o monetarios, y redes de seguridad social subdesarrolladas, el mundo emergente y en desarrollo está a punto de tener una crisis financiera más grave desde al menos la década de 1930, sentencian. Se impone una moratoria.
En los vastos barrios marginales de Sao Paulo, Mumbai o Manila, la cuarentena puede significar vivir en una pequeña habitación con diez personas, con poca comida o agua y escasa o ninguna compensación por salarios perdidos.
Más de 90 países ya han solicitado financiación de emergencia al Instrumento de Financiación Rápida (FIR) del Fondo Monetario Internacional y a los recursos del Banco Mundial.
La Organización Mundial del Comercio espera que el comercio mundial disminuya hasta un 32% en el 2020. El petróleo y materias primas sufrirán ajustes indecibles. Mientras esta pandemia continúe su marcha no habrá normalidad.
Es una gran tragedia que, tras la crisis financiera mundial de 2008, la eurozona no haya encontrado la manera de reestructurar las deudas del sur de Europa más allá del caso griego.
Tratar de hacer cumplir los pagos regulares de la deuda en tiempos irregulares sólo conduce a recesiones más profundas y prolongadas.
Aunque China es ahora un importante acreedor en 40 países, hasta ahora se ha negado a unirse al Club de París e insiste en seguir su propio enfoque bilateral a puerta cerrada.
Lo mismo EE.UU, con su poder de veto en el FMI. ¿Qué se puede hacer? Los acreedores privados tendrán relativamente pocas opciones que cooperar a corto plazo. El Default será algo común a lidiar.