27/07/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El Financial Times señala que Luiz Inácio Lula da Silva, un ex limpiabotas y trabajador metalúrgico, se benefició de un auge económico como presidente de Brasil y dejó el cargo en 2010 con un índice de aprobación superior al 80%.
Dilma Rousseff, su sucesora, sumió al país en una brutal recesión de dos años, en parte como resultado de las políticas introducidas por Lula en su segundo mandato. Lula fue encarcelado en 2018 por cargos de corrupción, pasando 580 días en una prisión federal.
Jair Bolsonaro, un ex capitán del ejército de extrema derecha antisistema, ganó la presidencia. En el 2019 por una cuestión de procedimiento y las encuestas de opinión, este Lula de 76 años, es gran favorito con 10 puntos a favor para la presidencia en octubre.
En su mandato del 2002, Lula coincidió con un largo repunte en los mercados mundiales de productos básicos que fue provocado por el rápido crecimiento en China. Pero es otro tema hoy en día, dado el contexto complicado mundial y todos los ajustes que se le ha hecho a la economía en el gobierno de Bolsonaro.
El caso es que Lula es visto como un líder que trasciende a su partido y no está motivado por el beneficio personal. “Lula robó, pero dio a los pobres, Bolsonaro robó, pero dio a los ricos”, bromea un joven repartidor, reflejando una percepción popular. Estuvo en el mayor escándalo de corrupción de América Latina, conocido como Lava Jato, y fue declarado culpable de recibir sobornos con un apartamento junto a la playa y una casa de campo.
Liberado de prisión en noviembre de 2019, a la espera de una nueva apelación, su condena fue revocada por la corte suprema en abril de 2021 por un tecnicismo jurisdiccional. El hecho de que el juez que inicialmente condenó a Lula, Sergio Moro, luego pasó a servir como ministro de Justicia de Bolsonaro y ello agregó peso a esa opinión.
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