22/06/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El acceso a Machu Picchu es a pie o por tren. Dada la creciente demanda turística, el manejo de desechos se convirtió en un problema serio, por lo que la UNESCO evaluó en el 2016 a la ciudadela inca en la lista de Patrimonios Mundiales en Riesgo.
Comprometida con un acuerdo sobre Diversidad Biológica de Naciones Unidas (COP 20), Inkaterra, en alianza con AJE Group y la Municipalidad de Machu Picchu, bosquejó una solución para que se tratara sus residuos sólidos de forma responsable. Ello ha logrado que se le perciba como un destino sostenible y se convierta en un ejemplo de gestión para el ecoturismo a nivel mundial.
En el 2017 se recibió de donación una máquina compactadora para procesar 7 toneladas diarias de residuos plásticos, que son transportados por tren a plantas de reciclaje en Cusco, lo que fue crucial para la crisis del manejo de residuos.
Inkaterra y AJE entregaron a Sernanp una Planta Compactadora de Residuos Plásticos destinada para la limpieza y el reciclaje en el Camino Inca.
La Planta de Transformación de Aceite en Biodiésel y Glicerina se inauguró el año pasado, dentro de las instalaciones de un hotel privado cercano a las ruinas en el Machu Picchu pueblo.
Con aceite vegetal usado en la zona, se producen 20 galones diarios de combustible biodiésel. Mensualmente, son tratados seis mil litros de aceite usado, evitando que contamine el río Vilcanota, el que por un solo litro de aceite quemado contamina 1,000 de agua; terrible para el ambiente.
La producción de biodiésel reduce el uso de combustibles fósiles y la huella de carbono y la glicerina obtenida en este proceso de fabricación se usa para la limpieza de las aceras y pisos de piedra.
Esta tecnología innovadora tiene la capacidad de procesar a través de pirólisis (descomposición química a altas temperaturas en ausencia de oxígeno) ocho toneladas de residuos al día para generar biocarbón, un fertilizante natural que ayudará a la reforestación del lugar y a la productividad agrícola.
La iniciativa de Machu Picchu Sostenible ha logrado despertar la conciencia ecológica de la comunidad, que hoy segrega la mayoría de sus residuos de los hogares y establecimientos desde su punto de origen.
En el 2018, el proyecto de convertir la ciudad de Machu Picchu en un modelo de sostenibilidad global fue galardonado en Alemania con el premio Die Goldene Palme en la categoría 'Turismo Responsable', como también el premio Líderes + 1 (Perú).