03/08/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Sri Lanka, tiene una Torre del Loto de 350 metros en su capital Colombo, que es considerada un elefante blanco financiado por la China en el contexto de la Franja y la Ruta (Belt and Road), la que acumula préstamos bilaterales a decenas de países por US$831 mil millones. En mayo Sri Lanka no pagó sus deudas. Ella es una isla al sur de India con 22 millones de habitantes, está en caos y quebrada.
David Haggith nos recuerda que la escasez por las sanciones, la guerra, los bloqueos forzados de Covid, las sequías, el pensamiento inútil de gobiernos sobre la economía, ha propiciado ceguera sobre cómo se acumularía la escasez y problemas. Y es que la Isla con un PBI per cápita superior a los US$$4.000 dólares en el 2018, fue clasificada como “ingreso medio alto”.
Pero ha mostrado al mundo que ha sufrido lo que solo puede describirse como un colapso social completo. Y tal parece que la raíz de este inmenso caos, además de problemas en su balanza comercial y manejo de préstamos absurdos, es que “En Sri Lanka, la agricultura orgánica salió catastróficamente mal”.
Su presidente, Gotabaya Rajapaksa, prometió en su campaña electoral del 2019, hacer la transición de los agricultores del país a la agricultura orgánica durante un período de 10 años.
Ello además de bajar absurdamente los impuestos, lo que costó como 25%. En rigor, el gobierno de Rajapaksa cumplió su promesa, imponiendo una prohibición nacional de la importación para el uso de fertilizantes y pesticidas sintéticos y ordenando a los 2 millones de agricultores del país que se volvieran orgánicos.
El resultado fue brutal y rápido. Y el país entro en caos. De autosuficiencia, por ejemplo, en arroz, terminaron importándolo al igual que el té y a precios super altos. Y para esto se señala que los lideres cayeron bajo el hechizo de las élites verdes occidentales que venden agricultura orgánica y 'ESG', que se supone son OK. El presidente ha fugado del país odiado por su pueblo.
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