13/08/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Hemos señalado insistentemente que el Banco Central peruano ni siquiera ha comprado una onza troy de oro, desde que el mismo estaba a unos USD 600 millones bajo la presidencia inercial de Julio Velarde.
El año pasado varios bancos centrales han incrementado sus reservas de oro en 657 toneladas; 74% más que en el año 2017.
La ONU señala que cada año se extraen en el mundo 2,700 toneladas de oro. El 20%, por mineros artesanales.
Fuentes oficiales señalan que extrañamente en algunos países de Latinoamérica, la exportación del metal supera la producción.
Este fenómeno sucede en Ecuador, Bolivia y Perú. Y esta precaria y furtiva informalidad tiene impacto ambiental, que afecta a otras actividades, especialmente agropecuarias.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), los datos del 2018 revelan la persistencia de importantes déficits de trabajo decente pues más del 53% de la población empleada en Latinoamérica es informal y de baja calidad. En algunos países esto sube a 80% con condiciones precarias en salud y educación, por lo menos.
Pero lo siniestro y patético lo acaba de señalar el blog Sputnik, ya que mientras unos dejan sus pulmones en las minas, otros se alimentan de postres bañados en oro, como el Frrrozen Haute Chocolate, que tiene un precio de 25,000 dólares y contiene cinco gramos de oro comestible de 24 quilates y cuya receta incluye 14 de los cacaos más raros y caros del mundo, procedentes de África y Sudamérica.Alude el blog que de sangre, sostenibles y producidos de forma ética y humana".
No parece ser cierto, pues Apple, Canon, Nokia y más de 500 empresas sus certificaciones que garantizan minerales libres de conflictos se diseñaron teniendo en cuenta a los pequeños mineros.
Adicionalmente, los inversores han optado por comprar lingotes de oro elaborados por suizos mayormente, en lugar de los bonos para protegerse de cualquier crisis financiera mundial. Este es un factor del incremento de la demanda del metal.
Finalmente, los centrales dan en custodia gran parte de sus reservas de oro en instalaciones de otros países; habitualmente Londres o Nueva York.
Son entonces los extractores informales, los intermediarios, los países importadores del metal, las empresas que producen lingotes, los fabricantes de joyas y postres bañados de oro comestible, los especuladores financieros y los bancos que custodian las reservas, los que siempre ganan con el vil metal.
