OPINIÓN | Dennis Falvy: China en alerta amarilla
La deuda global china se sitúa en torno al 250% de su PBI. Pero su problema reside en la deuda corporativa que representa aproximadamente el 155% de su PBI, y es superior a la de otras grandes economías del mundo.
A eso se le suma la guerra comercial con Estados Unidos y si bien su PBI está aún por el envidiable 6%; el crédito ha estado subiendo a tasas superiores al 20%, lo que significa una burbuja en toda regla gracias a los tipos de interés reales negativos impulsados desde el Banco Popular de China, lo que por ese elevado ratio privado puede generarles una contracción muy fuerte en un plazo relativamente corto.
Por ello su gobierno inició ya un despalancamiento financiero.
Esta represión ha provocado que la contribución de la banca en la sombra al crecimiento de los préstamos se haya vuelto negativa.
Los principales riesgos vienen del sector de la construcción y la vivienda, ya que Pekín continúa tomando medidas drásticas en el mercado para frenar la especulación.
Se valora que a finales de 2018, los bancos comerciales chinos reportaron 2.03 billones de yuanes (259,000 millones de euros) en préstamos improductivos, o el 1.83% del total de sus préstamos. El ratio de morosidad se situaba en el 1.74% un año antes.
Un segundo factor de ajuste es la fuerte caída en el crecimiento de la inversión dirigida por el Estado. Esto es, la financiación de los gobiernos locales que solían ser los principales impulsores del gasto en infraestructura local.
En tercer lugar, la guerra comercial, lo que han afectado a la confianza de las empresas y a los mercados bursátiles.
El analista Fortuño nos advierte que, la deuda elevada, la desaceleración del crecimiento y la guerra comercial, han puesto de vuelta y media al Central chino, que ha dado liquidez a la banca.
A inicios de año inyectó 560,000 millones de yuanes (72,000 millones de euros) en su sistema bancario, una cantidad récord a través de “acuerdos de recompra inversa” o la compra de bonos a corto plazo de algunos prestamistas comerciales para que los bancos tengan más efectivo disponible.
También se ha reducido los encajes del 16% al 13.5%, lo que ha liberado miles de millones de yuanes. Y podría venir una baja en el tipo de interés, la que es del 4.35% desde 2015, muy por encima del cero a que tienden los centrales como el BCE y, posiblemente, la Fed durante este año.