22/10/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
'The Economist' nos trae un post esotérico. Que deja de lado lo que vimos en la película de Wall Street con Michael Douglas, mostrando el artículo un giro de 180 grados. Señala que las máquinas están cada vez tomando más el manejo de las acciones y bonos. Y no solo para la compra y venta de valores, sino también para monitorear la economía en general.
Ya los fondos dirigidos por computadoras que siguen las reglas establecidas por los seres humanos, se advierte que representan el 35% del mercado de valores de Estados Unidos, el 60% de los activos de capital institucional y el 60% de la actividad comercial.
Los nuevos programas de inteligencia artificial (IA) también están escribiendo sus propias reglas de inversión, de manera que los humanos solo los entienden parcialmente.
Las finanzas han priorizado siempre los avances. El primer cable transatlántico, terminado en 1866, transportaba los precios del algodón entre Liverpool y Nueva York.
Los analistas de Wall Street fueron los primeros devotos del software de hojas de cálculo, como Excel, en la década de 1980.
Los fondos cotizados en bolsa (ETF's) y los fondos mutuos rastrean automáticamente los índices de acciones y bonos. Esto va en contra de los “Hedge Funds”.
'The Economist' señala que el mes pasado se invirtieron USD 4.3 trillones en acciones, superando las sumas que los humanos manejan activamente.
Los programas de software que utilizan IA, diseñan sus propias estrategias sin necesidad de orientación humana. Hoy el suministro de nuevos datos y poder de procesamiento está creando nuevas formas de evaluar inversiones.
Un ETF típico cobra un 0.1% anual, contra el 1% para un fondo activo y puedes comprar ETF's desde tu teléfono.
La era emergente de las finanzas dominadas por máquinas suscita preocupaciones, cualquiera de las cuales podría poner en peligro estos beneficios.
Una es la estabilidad financiera.
Los inversores experimentados se quejan de que las computadoras pueden distorsionar los precios de los activos, ya que muchos algoritmos persiguen valores con una característica dada y luego de repente los abandonan.
La revista enfatiza que estas dislocaciones pueden volverse más graves y frecuentes a medida que las computadoras sean más poderosas.
Hay mucho más sobre el poderío de las máquinas que siguen avanzando y que era el temor del científico Hawking. Por lo pronto el piso de negociación de Wall Street es hoy un “venue” de lo más complejo, con enorme reducción de sus pasados decibeles.