24/12/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El analista Mike Bird señala que los japoneses en su 3er intento de subir el impuesto a las ventas parece que han fallado en su decisión. Y tal parece que el suceso económico ha sido durísimo. No se lo esperaban.
El Centro Japonés de Investigaciones Económicas había señalado que el PBI japonés se contrajo un 3.7% en octubre desde su nivel un mes antes, ya que el gobierno aumentó el impuesto sobre las ventas del 8% al 10%.
Impresionantemente, ya esto había sucedido cuando el gobierno cometió exactamente el mismo error y elevó el impuesto del 5% al 8% en el año 2014.
Se arguye que no es solo el tema del impuesto, sino el efecto del tifón Hagibis, que golpeó del 4 al 20 de octubre con 20W de categoría 5, ciclón tropical que tocó tierra en la región Kanto y ha sido el segundo más intenso de este año 2019 en el mundo. El caso es que a pesar de que las ventas minoristas venían creciendo hasta en un 20%, la Encuesta de Observadores de la Economía del gobierno japonés, también mostró una caída en las condiciones futuras esperadas durante septiembre a la peor lectura desde marzo de 2014.
Aunque era difícil discriminar si era el ciclón u otra variable; el hecho es que el tercer aumento fue erróneo.
El pasado señala que el aumento del impuesto en 1997 como en 2014 tuvieron efectos similares.
Los organismos internacionales han sido de poca ayuda: El Fondo Monetario Internacional pidió el mes pasado que el impuesto al consumo se elevara otros 5 puntos porcentuales en la próxima década.
Incluso si el aumento de los impresionantes niveles de deuda pública fuera una preocupación (250% de su PBI), ya debería quedar claro que las repetidas alzas de impuestos contribuyen realmente al desorden, al suprimir continuamente la demanda y agravar aún más las expectativas de bajo crecimiento nominal.
Un buen primer paso para corregir la relación neurálgica de Japón con el gasto público, señala el analista Bird, sería no dejar que el estímulo fiscal del próximo año desaparezca en el éter.
A pesar de los errores repetidos, nunca es demasiado tarde para empezar a hacer las cosas bien.
Japón debería repensar un verdadero estímulo fiscal, ignorando al FMI y poner la perspectiva de más aumentos de impuestos sobre las ventas, en un contexto de alta deuda y población envejecida.