14/04/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Casi siempre las teorías más revolucionarias y, muchas veces, con tesis muy sólidas fueron vinculadas a la locura o la brujería. Así ocurrió con el psicoanálisis, tal y como se muestra en Freud, serie de Netflix que retrata la vida de este neurólogo, cuyos orígenes también contextualizan la situación por la que atraviesa el imperio austrohúngaro (unificado, lo sitúan en 1868).
En ese entonces, la medicina estaba vinculada a la experiencia de los maestros, quienes en muchos casos practicaban la psiquiatría basados en su opinión.
Es Sigmund Freud quien intenta sustentar la hipnosis como un tratamiento para descubrir el origen de determinados cuadros médicos, todo esto apelando al inconsciente de sus pacientes.
No obstante, se da con que no es el único que tiene esa habilidad. Encuentra en Fleur Salomé -y sus tíos adoptivos, los Szapáry- un caso excepcional que lo llevará a profundizar sus indagaciones y motivará a escribir su tesis (aunque esta nunca verá la luz).
Amor platónico, confrontación, lógica y homosexualidad en la vida castrense de la época son algunas pinceladas que dan color a esta serie de corte policial. ¿Será la sugestión el camino para encontrar la solución a las cosas? Freud está convencido de que sí, y por ello se remitirá a la mitología húngara para sacar del cuerpo de Salomé a Táltos, un personaje con poderes sobrenaturales, capaz de dominar la mente de las personas.
Bajo esta historia, la propuesta de Freud es interesante no solo por el guion, sino también porque nos da un paseo por el consciente y el inconsciente de los personajes, lo que permite confundirnos en situaciones comunes, y abre un espacio para preguntarnos sobre las motivaciones de nuestras propias acciones.
Además, tiene una escena que remite al Complejo de Edipo, pero que requiere mayor análisis y discusión, quizás para abordar en otra oportunidad.