OPINIÓN | Chinn De La Cruz: "El irlandés pinta casas y coloca dulces donde se lo piden"
Con sangre fría. Así interpreta Robert de Niro a Frank Sheeran en El irlandés, quien es el operativo, el que le hace y deshace, el del trabajo sucio. Un 'apretón' a sueldo de la mafia italoamericana en Estados Unidos. Él, desde lo que parece ser un centro de descanso para adultos mayores, comienza a relatarnos la importancia de su nombre y los pergaminos que lo sostienen.
Primero con Russell Bufalino (interpretado por Joe Pesci), a quien conoció de pura suerte, y quien lo introdujo en este mundo de gánsteres. De más está decir que su relación con él es de las mejores: sobrevivieron a todo y a costa de todos. Aunque los mayores logros de Frank vendrían al conocer a Jimmy Hoffa (Al Pacino), presidente del Sindicato de Camioneros.
Él lo adopta no solo como un hijo, sino también como socio. Le da vida, cargos, tiene gestos con su familia (especialmente con Peggy, su hija). Le da su entera confianza. Le encarga desaparecer a sus enemigos. Lo convierte en el presidente de la estación 326 para tener mayor apoyo de todo el Sindicato en la pequeña Italia de Nueva York.
En medio de esa relación, con un Estados Unidos convulsionado por el asesinado de John F. Kennedy (1963), y su hermano Bobby persiguiendo a Hoffa (por haber apoyado a Nixon), El irlandés se muestra inexpresivo y siempre cómplice con 'Russ'.
Aunque al inicio es un poco lenta, la historia de este camionero cautiva no solo por los giros de la trama, sino también porque De Niro, con su interpretación, nos gana automáticamente y nos convierte en cómplices de su actuar. Sheeran es un asesino para todos, 'pinta casas', 'coloca dulces', y aquí algo que quizás todos compartimos: no tenemos pruebas, pero tampoco dudas.