25/09/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El fin de semana se estrenó Criminal, la nueva serie de Netflix de corte policial que muestra a través de diversos casos a personajes que son interrogados por un equipo de policías en Alemania, España, Francia y Reino Unido. La temática de la serie es esclarecer cada denuncia que les llega para investigar -incluso, algunas de ellas influenciadas por corrupción dentro del sistema de justicia-.
Al interior de una cámara Gesell, los policías interrogan a cada uno de los culpables, sin darles tiempo a pensar en la mejor respuesta que los deje libres. Saben o tienen indicios de su culpabilidad, pero su trabajo no es demostrar que, efectivamente, son los responsables, sino lograr que confiesen su delito y la motivación del mismo.
Luego de un gran trabajo de investigación, poco a poco, como si se tratara de dosis de algún narcótico, los detectives van presentando pruebas que ponen en jaque a sus interrogados, y que llenan a los espectadores de la intriga necesaria para que no se desenganchen de la trama.
El uso de la Gesell no solo sirve para que el interrogatorio sea visto por quienes están detrás del vidrio (los gestos cuentan y también son analizados), sino que nos invita a recordar a Vigilar y castigar de Michel Foucault.
Si tenemos en cuenta la ubicación de las personas dentro de las escenas, entenderemos la importancia del sentido de la vigilancia en la serie. El control nunca lo tendrá el acusado, sino los que lo están mirando.
El poder ver los gestos, muecas, temores y reacciones físicas de los interrogados nos coloca no solo en un lugar privilegiado como espectadores, sino también en el papel de fiscalizadores dispuestos a juzgar a quien tenga la mala suerte de sentarse frente a nosotros mismos.