OPINIÓN | Chinn De La Cruz: Anabelle 3: terror en su máxima expresión
A quienes consumimos terror no necesariamente nos asustan las películas de ese tipo. Vamos al cine a descubrir si algo nuevo nos sorprende o qué tan predictible es el guion. Con Anabelle 3: vuelve a casa eso no ocurre. Gary Dauberman, esta vez como director, captura al espectador con escenas en donde los detalles son sumamente importantes, y ocasiona el susto a través de la ruptura imprevista de la concentración.
Son Ed y Lorraine Warren, quienes nos vuelven a introducir a toda la saga de El Conjuro. Tras ser testigos de un accidente de tránsito, vuelven a casa con Anabelle, muñeca a la que encierran en una urna de vidrio con la finalidad de contener sus poderes malignos.
Un año después, Daniela, una de las amigas de Judy -hija de los Warren-, abre la urna luego de invocar el alma de su padre quien, paradójicamente, falleció en el accidente de tránsito del que fueron testigos los demonólogos.
Es con este despertar del mal que Anabelle hace de las suyas y empieza a movilizar a todo el almacén de objetos demoníacos de los Warren. Aquí aparecen referentes de la saga como, por ejemplo, el mono músico, la novia, el hombre de la armadura. También se hace presente el alma de un sacerdote, y descubrimos que Judy podría ser un buen reemplazo de la pareja: tiene los mismos poderes que su madre.
Anabelle 3 está romantizada. Paralelamente a la historia de terror se presentan muy buenos gags que complementan muy bien el guion sin deformar su género. James Wan, productor de esta cinta, casi siempre acierta con el terror. Luego de participar en La monja y La maldición de la llorona (VOZ EN OFF 013 y 046), ya era hora que vuelva a reconectar con su audiencia.