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OPINIÓN | Carlos Jaico: "Un año después, ¿qué lecciones nos deja el referéndum?

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12-12-2019

Lo principal sería preguntarse, ¿por qué el 9 de diciembre de 2018, el pueblo peruano se volcó masivamente a votar en el referéndum? Debemos analizar el contexto social y político por el que pasaba el Perú desde el 28 de julio de 2016. El gobierno Humala - Heredia terminaba con más de 200 conflictos sociales, heredados por Pedro Pablo Kuczynski. En el plano económico, el Perú pasó de un crecimiento de 6.5% el 2011 a 3.2% el 2015; empero, la pobreza pasó de 27.82% a 21.77%.

La llegada de PPK debía mejorar estas cifras y su gabinete de lujo se anunciaba como la panacea a los problemas del país. El nuevo presidente, abucheado durante la toma de mando por la mayoría fujiaprista, empezó con una primera censura a su ministro de Educación. Este sería el inicio de una larga serie de desencuentros Ejecutivo - Legislativo que lo llevarían al pedido de vacancia y posterior renuncia.

Si a este descabezamiento del gobierno, propiciado por el mismo PPK, le sumamos los casos de corrupción en el sistema nacional de justicia, se estaba gestando el hartazgo en la ciudadanía a lo largo del país. Este clima de conflicto llegó a su más alto nivel con el descubrimiento de los audios de la vergüenza y las revelaciones en el caso Lava Jato. Así, la protesta venía ahora de varios frentes con intereses concéntricos unidos en paros, huelgas y marchas. El ciudadano sentía que no se le escuchaba y que no tenía los medios para ser escuchado por un gobierno y Congreso ausentes de los grandes problemas del país. Ambas instituciones no veían los problemas venir, generando la revuelta espontánea, tal como lo describía Antonio Gramsci en sus Cuadernos de la cárcel. Sobre esto, la incapacidad de los partidos políticos a adaptarse a los cambios sociales fomentaba su desconfianza afectando la calidad de nuestra democracia. El destino del Perú pendía de un caudillo que encendiera la chispa de la violencia social. Sucedió en Líbano, Ecuador y en Chile.

Pero la sangre no llegó al río. Se pusieron en consulta cuatro reformas las cuales bastaron para que la ciudadanía vote masivamente. Hubieran podido ser más y el nivel de participación no hubiese cambiado. Porque, el ciudadano tuvo allí la posibilidad, al fin, de desahogar la frustración que la crisis de representatividad provocaba. En suma, el referéndum vino a ser la válvula de escape que impidió una primavera árabe en tierras peruanas.

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