01/04/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Comenzaron los debates y vemos a las caras conocidas del elenco político nacional. En primera línea, una candidata inmersa en un caso de lavado de activos el cual podría llevarla 30 años a la cárcel. Y allí está, con la sonrisa de su padre, lanzando consejos sobre la lucha contra la corrupción. Pero eso no es todo. A su izquierda estaba, quien fuera amiguísima del clan Humala-Heredia. Cosa rara, desde esa época no ha logrado inscribir su partido. Sin embargo, apurada por los plazos electorales, hizo alianzas con personajes de todo pelaje y algunos condenados por corrupción. Para estas elecciones, ha terminado encallando en el partido de Yehude Simon el cual le acaba de retirar toda la confianza a la candidata. Si algo de anecdótico tiene es que tiene el único movimiento que contó con una bancada en el periodo congresal 2016-2019.
A la derecha de la Sra. K, un excura cuyo partido camina hacia la extinción al no superar la valla electoral. Con su partida, se quedarán sin piso sus 6292 afiliados, captados del 2010 al 2019. Se pensó en algún momento que este frente sería la unión de la izquierda. Sin embargo, ya no está Alfonso Barrantes Lingán. Aquí hay solo ambiciones personales, confirmando su permanente fracaso electoral.
También estuvo el último presidente del partido fundado por Luis Bedoya Reyes. Manejado durante años por sus mejores enemigos -su dirigencia-, en su desesperación electoral no encontraron mejor solución que pactar con quien no debían. Consecuencia: hoy no son ni la sombra del legado de Don Luis, el roble que los cobijaba. Su presidente hace lo que puede por revertir el final, pero sería ilusorio pretender que un debate haga el milagro.
A la derecha, al final, estaba el no tan nuevo en política, acusando a los demás de ser lo mismo de siempre cuando él usa un vientre de alquiler. Recitó bien la lección aprendida, pero sus reflejos de arquero no impidieron que le hicieran goles de media cancha, al tratar de expresarse con sorna de las damas presentes. Al primer saque de meta, le recordaron que debía leer el código penal. En sí, le estaban diciendo que termine sus estudios universitarios, y que no imite a otro candidato, homónimo de un conquistador, quien, sin culminar estudios universitarios, presume de doctorados.
Ese fue en resumen el debate, lleno de pullas y recuerdos de corrupción de los últimos diez años. Si vieron el segundo debate, solo bastará cambiarle algunos nombres que la historia es la misma. Hay, hermanos, muchísimo que hacer.
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