17/01/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
La Segunda Sala Penal Nacional de Apelaciones, presidida por el juez César Sahuanay Calsín, declaró fundada la recusación del juez Richard Concepción Carhuancho, en base a las “afirmaciones concluyentes” que dicho juez había hecho a una emisora radial en el caso Cocteles. Estas declaraciones implicarían un adelanto de criterio a favor de una de las partes del proceso, y configurarían la causal de temor de imparcialidad. Este caso pone en discusión el tema de la libertad de expresión del juez.
Por la función que el juez ocupa, como funcionario del Estado encargado de impartir justicia, su necesaria imparcialidad es una condición sine qua non para su desempeño. Para recusarlo es necesario saber si ha violado su imparcialidad subjetiva (contacto cercano con las partes) u objetiva (prejuicio formado sobre el objeto del proceso). Ambos supuestos no se cumplen en el caso que nos ocupa. En primer lugar, la imparcialidad del juez obedece a los casos sobre los cuales debe decidir. Fuera de ese contexto particular, la protección de su libertad de expresión debe ser respetada. En segundo lugar, en países donde se vive la constante intromisión y acoso de los poderes, limitar la libertad de expresión del juez sería confinarlo al silencio y ser víctima de todos los abusos.
Es el caso del Perú, donde la dictadura de los 90 enajenó el Poder Judicial, y las instituciones han funcionado en el irrespeto de la separación de poderes o en violación de la autonomía de las instituciones. Los “audios de la vergüenza” lo confirman al descubrir el secuestro político y corrupción del extinguido Consejo Nacional de la Magistratura. Más aún, el chat La Botica confirmó la obstrucción de la justicia y el blindaje al exfiscal Pedro Gonzalo Chávarry. En este contexto, la libertad de expresión del juez Concepción Carhuancho era necesaria y no podía ser reprimida. Él debía pronunciarse y denunciar la amenaza sobre su institución y existencia, lo cual hizo sin violar su imparcialidad. La prueba es que su recusación no cambia nada al sujeto y objeto del caso Cocteles, porque el nuevo juez tendrá la misma situación de inestabilidad en su institución.
Sus palabras fueron dadas en un contexto social y político de presión y hostigamiento en que dos fiscales del caso Lava Jato habían sido cesados por razones subjetivas.Él solo estaba expresando lo que millones de peruanos sabían y denunciaban: la toma del Ministerio Público y la justicia por un partido político.