OPINIÓN | Carlos Jaico: "La Torre de Babel"
Una de las principales tareas del nuevo presidente de la República (PDR), es encontrar a quien será el presidente del consejo de ministros (PCM). Hecho esto, vendrá la selección y conformación de su gabinete. Este procedimiento está regulado por el artículo 122 de la Constitución Política, de la manera siguiente: El Presidente de la República nombra y remueve al Presidente del Consejo. Nombra y remueve a los demás ministros, a propuesta y con acuerdo, respectivamente, del Presidente del Consejo. Por su parte, el artículo 123 precisa esta dinámica haciendo del PCM el portavoz autorizado del gobierno (numeral 1) y quien coordina las funciones de los demás ministros (numeral 2). Luego, según el artículo 118, el PDR dirige la política general del gobierno (numeral 3), para lo cual deberá coordinar la elección de ministros con el PCM, los cuales son nombrados con acuerdo y a su propuesta según el artículo 122. Esta es una de las primeras dificultades que está afrontando la gestión de Pedro Castillo. Hasta el cierre de este artículo aún no se sabía quién sería su PCM. Solo se tienen algunos nombres de posibles ministros, todos caminando de manera independiente.
Esta conformación se vuelve más complicada, debido a los intereses de Perú Libre, el grupo de la vice presidencia, las bases que apoyaron en primera vuelta, los que llegaron en la segunda, sin olvidar al movimiento Nuevo Perú y al Frente Amplio. Esto sin contar con familiares y partidos políticos que buscan su cuota de poder en el primer gabinete. Los dos últimos movimientos mencionados, deberán asegurar la necesaria gobernabilidad, debido a que el primero no es un partido inscrito, y el segundo ha perdido la inscripción. Importante será que ambos grupos resistan, cuando la realidad política los ponga frente a las responsabilidades de Estado.
Sin PCM conocido luego de seis semanas de espera, el gabinete no tendría la suficiente coordinación y, por ende, cohesión. Será como un equipo que sale a la cancha sin director técnico ni capitán. Una dificultad suplementaria para el gabinete, sería la excesiva imposición ideológica, con propuestas que no necesariamente van a ser compartidas, ni por los probables ministros ni por las otras bancadas.
De este cúmulo heterogéneo de personajes, el PDR deberá encontrar la fórmula ministerial que le permita pasar el voto de investidura. Y le quedan pocos días para evitar que su primer gabinete sea una Torre de Babel.
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