12/03/2020 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Esta es la frase con la que el sociólogo Karl Mannheim, empieza el primer capítulo de su obra El Hombre y la Sociedad en la época de crisis (1935). Pasado el tiempo en que escribió este ensayo, parece que las sociedades en el mundo han aprendido poco. Y es que los virus, tanto como las crisis económicas, no son nuevos al regresar de tiempo en tiempo casi de manera cíclica. Y, salir airosos o no de estas crisis depende de las previsiones que se tomaron.
Según la Universidad Johns Hopkins, hasta el cierre de este artículo 124,908 personas fueron contagiadas con el coronavirus COVID-19 a nivel mundial, de las cuales 4,591 han fallecido principalmente en China, Irán, Italia y Corea del Sur, con una población de adultos mayores más afectada por problemas de salud preexistentes. Del total, 66,702 personas contagiadas han podido sanarse.
De estas cifras, se puede confirmar que la progresión es constante sobrepasando el continente asiático. Y, poco a poco, el Perú cuenta ya con 11 casos, bajo control hasta ahora y sin decesos que lamentar.
Pero, ¿qué estamos haciendo en temas de información y prevención? Por ejemplo, hay una epidemia que avanza mucho más rápido y sin que alguien informe correctamente: el dengue. Según el Centro Nacional de Epidemiología del Ministerio de Salud, hasta la primera semana de marzo, se contabilizaron 12,288 casos de dengue, la mayor parte en Loreto y Madre de Dios, de los cuales ya hay 22 decesos.
Lo grave de esta epidemia es que el mosquito Aedes aegypti, es también el que transmite los mortales zika, fiebre amarilla y chikungunya. Sobre esta cifra no hay alarma y poco se informa sobre las causas y medidas de prevención. La misma actitud se vio con la gripe H1N1 o gripe porcina, surgida el 2009, que terminó con 268 muertes pero que continúa con sus rebrotes por falta de previsión. Esta ausencia de previsión se ve en otros aspectos: sabemos que el Perú está en zona sísmica, pero se sigue construyendo sin normas antisísmicas. Las consecuencias fatales ya no son entonces previsibles, sino esperadas.
Si a esta falta de prevención se suma la desinformación, es entonces donde se exacerban hechos banales y explicables creando pánico en la población.
El Perú debe aprender de sus crisis. De donde, es tarea de todos informarse mejor y ser responsables con la información que se brinda. Por su parte, el Estado debe hacer de la previsión su mejor política de desarrollo.