19/01/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El derrame de petróleo ocurrido en las costas de Ventanilla provocado por Repsol, nos hace recordar los desastres ecológicos ocasionados por los petroleros Torrey Canyon, Amoco Cadiz, Exxon Valdez, Erika y tantos otros en los océanos del mundo.
Era pública y notoria la existencia previa de un oleaje anómalo en nuestro litoral como consecuencia de la erupción y destrucción de un volcán en Tonga. Esto obligó a la Marina de Guerra del Perú disponer el cierre de 22 puertos desde la mañana del domingo 16 de enero, incluyendo importantes terminales de hidrocarburos en la costa central.
Dicha situación no fue advertida oportunamente por la empresa a cargo de la operación de descarga de petróleo, aun cuando el terminal de la refinería de la Pampilla se encontraba en la lista de puertos cerrados por el oleaje. Consecuencia: el derrame fue de más de seis mil barriles de petróleo en la costa peruana. Este desastre nos hace recordar la importancia de la coordinación que debe existir entre el sector privado y el sector público, en el deber que ambos tienen de proteger las personas y del medio ambiente.
Cabe recalcar que el petróleo vertido se va a extender a lo largo de la costa empujado por el viento, las olas y corrientes. Debemos entonces contar con una mancha costera para la próxima década. Esto podrá variar en la medida que las tareas de limpieza se inicien. Conviene igualmente indicar que las economías ligadas a la pesca, el turismo, las actividades recreativas o la misma población, van a sufrir el impacto debido a que dependen de un océano limpio. Asimismo, es necesario que los protocolos de alerta sean elevados para evitar este tipo de desastres.
Así, a medida que van conociéndose más detalles de este desastre, resulta necesario establecer protocolos que permitan un trabajo coordinado entre las autoridades y el sector privado, para evitar nuevos derrames en una zona urbana y las islas que albergan fauna marina. También, conviene identificar con claridad las responsabilidades, y advertir que la compañía petrolera, cuenta con los seguros necesarios para este tipo de catástrofes. Para esto, el Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental (OEFA) prevé hasta 30,000 IUT como sanción para cubrir los daños causados.
Sin embargo, la contaminación ocurrida debe colocar el tema de los desastres ecológicos en su correcta dimensión, exigiendo resultados y estrategias claras de la interacción público-privada, siempre con la visión de protección de nuestro medio ambiente.
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