29/07/2021 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
El presidente Pedro Castillo ganó la presidencia, pero no pisará Palacio de Gobierno. En una declaración propia de la fecha que celebramos, prometió que la llamada Casa de Pizarro será en su gobierno el Ministerio de las Culturas, para ser usado como un museo, desde sus orígenes hasta la actualidad.
Un tal gesto es histórico, debido al imperativo de empezar a pensar sin la carga del colonialismo que nos ha dividido desde los inicios de la República. Palacio de Gobierno fue construido sobre el Palacio de Taulichusco, el último curaca de Lima. Allí Pizarro construyó las bases de su dominio y administración colonial. Como el conquistador, este lugar ha significado ese gran alejamiento de la realidad, en la cual cayeron todos los que llegaron a la presidencia. Es así que, durante estos doscientos años, este edificio ha albergado los golpes de Estado y sus sátrapas, sus desenfrenos y nula visión de país.
Los demás olvidaron sus promesas electorales, meros pretextos para llegar al poder, y dedicaron su tiempo a mantener las viejas estructuras, alejados de todo y de todos, alimentando el racismo y la exclusión. Se creó esa casta de políticos cuya desmedida ambición hizo que vendieran su alma a la corrupción. Generó pugnas y guerras políticas por sentarse en el famoso sillón. Fue el centro del poder por el poder, de su embriaguez y del desenfreno parrandero. Salvo contadas excepciones, aquellos que han pasado dejaron huella de su avidez y poco amor por la patria; hoy con pena deben haber visto que ha desaparecido el objeto de su codicia.
Son estos símbolos de esa pesada carga colonial que deben dar paso, poco a poco, a una nueva cultura peruana, enriquecida por sus idiosincrasia, multiculturalidad y cosmovisión.
La historia empieza entonces a tomar su revancha, haciendo que el primer acto de gobierno se haga fuera del lugar que ocasionó su desprestigio. Hoy es el momento de empezar a construir, una nueva página del Perú del Bicentenario. Hoy es el momento en que debe quedar atrás el pensamiento de letargia e inmovilismo, que la enajenación colonial hacia perdurar. Hoy es el momento en que los peruanos toman las riendas de su destino, dejando sentado que una nueva independencia empieza. Aquella que nos haga libres en obra y pensamiento, en acción y comunión, en hermandad y convicción por los grandes retos de nuestra patria. Hoy y aquí empieza el Bicentenario.
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