09/11/2022 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
Al inicio de la clase de cálculo diferencial, el profesor nos daba un problema para resolver. Casi siempre un colega podía darle la respuesta rápidamente, incluso llamaba su atención levantando la mano. Él volteaba, lo miraba y respondía con un seco y cortante: No. Sin embargo, un día se acercó y le dijo: Tu solución es correcta. Lo que no está bien, es que has obviado las etapas para su solución. Y tenía razón. Él podía darle respuestas correctas, pero corría el riesgo de obtener una solución errónea al no ocuparse del método de resolución.
René Descartes, filósofo del siglo XVII, pensó en este tipo de situaciones y planteaba que no es suficiente tener el ingenio bueno, lo principal es aplicarlo bien. Para Descartes, la razón es necesaria pero no suficiente, porque la ausencia de método conduce a la ineficacia. En efecto, en la segunda parte de su libro “Discurso del método” (1637), proporcionó a las ciencias un método para llegar a la certeza; a la ausencia de error. Así, la toma de decisiones tiene como punto de inicio un problema principal que se debe identificar correctamente, porque es ya la mitad de su solución. Luego, Descartes recomienda evitar el apresuramiento en la búsqueda de la solución. Esto implica no admitir un hecho como verdadero sin estar seguro que lo es.
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En 1641, en sus “Meditaciones Metafísicas” él ahondaría en este planteamiento, al hacer de la duda el punto de partida de su metafísica. Esto debido a que la mayoría de nuestros juicios se ven condicionados por el hábito u opiniones de terceros que, a menudo, difieren entre sí. De allí que, para la búsqueda de la verdad sea necesario hacerse la pregunta: “¿Qué es entonces lo cierto? Quizá solamente que no hay nada seguro” (Meditación segunda). En consecuencia, se debe partir de hechos reales y conocidos.
Esta regla rechaza las decisiones basadas en conjeturas, sospechas o corazonadas, como también aquellas decisiones rápidas, que suelen ser imprecisas y emocionales. Siguiendo este método, Descartes plantea desmenuzar el problema en sus elementos más simples, para deducir nuevas verdades y resolverlas más fácilmente. La razón es simple: no se puede tomar decisiones sobre varios temas al mismo tiempo. Sería como intentar comer un suculento platillo de un solo bocado.
Siguiendo a Descartes, se debe elegir entre “ir más deprisa que los otros, o ir por el buen camino”. Nuestros emprendedores deben elegir entonces lo segundo, para avanzar con seguridad hacia el logro de su visión.
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