OPINIÓN | Carlos Jaico: Día del Trabajo: ¿Estamos preparados para la cuarta revolución industrial?
En su libro Sálvese quien pueda, Andrés Oppenheimer relata una visión casi apocalíptica sobre el futuro de los empleos. Según este autor, la automatización del trabajo va a afectar tanto a obreros como a profesionales. Esta preocupación no es nueva. Ya desde el inicio de la segunda revolución industrial, la mutación de un empleo a otro ha sido una constante por la organización del trabajo o la adaptación de los recursos humanos a la evolución tecnológica. Hoy que llegamos a la era de la digitalización, ¿está el Perú listo para afrontarla?
Según el Foro Económico Mundial en su Perspectiva laboral para 2022, 75 millones de empleos pueden verse desplazados por un cambio en la división del trabajo entre humanos, máquinas y algoritmos, mientras que pueden surgir 133 millones de puestos más adaptados a esta nueva división del trabajo. En suma, los trabajadores necesitarán nuevas capacidades a medida que la división del trabajo entre humanos y máquinas continúe evolucionando.
Es así que la cuarta revolución industrial, la inteligencia artificial y la robótica exigen un nivel de formación inicial mucho más adaptado. Sin embargo, la Educación Básica Regular es la misma desde hace cuatro décadas: luego de 11 años de estudios, las escuelas secundarias siguen generando estudiantes cuyo magro conocimiento les impide integrarse al circuito económico. Sin una formación tecnológica adaptada al nuevo mercado del trabajo, su futuro laboral inmediato es incierto. Esta inadecuación explicaría el alto y constante índice de desempleo juvenil de 14% en zona urbana y 18%-20% en zona rural.
Otrosí, la oferta académica de las universidades persiste en carreras saturadas o con pocas posibilidades de adaptación para esta nueva era. A esto se suma la ausencia de visión como país en el área de ciencia y tecnología, que priorice las carreras profesionales idóneas para contribuir al desarrollo. De allí que, según el INEI, 8.2% de la población económicamente activa se encuentre desocupada.
Finalmente, la capacitación permanente se reserva a quienes cuentan con un empleo en el sector público y privado. Aquellos sin empleo, siguen ofertando lo aprendido haciéndoles perdurar en el desempleo o subempleo. Razón para que el seguro de desempleo se instaure y permita la reorientación profesional del trabajador.
En el mundo del conocimiento, es necesario innovar en la formación que permita la realización profesional de los peruanos y el cumplimiento de los objetivos del milenio.