Opinión | Carlos Jaico: ¿Cuál es el perfil de la corrupción?
Según Transparencia Internacional y su Índice de Percepción de la Corrupción (2021), el Perú tiene la pésima nota de 36/100, ocupando la posición 105 sobre 180 países. ¿Cuáles son las razones para que cada año peyore esta posición?
Cuando le preguntaron al historiador Alfonso Quiroz, autor de “La corrupción en el Perú”, la razón porqué había cubierto solo los hechos hasta el año 2,000, él respondió que los patrones de conducta a la base eran los mismos, solo cambiaban los personajes. Razón no le faltaba. Los diferentes casos de corrupción tienen como patrón el aprovechamiento del poder para beneficio propio, viendo al Estado como patrimonio. A esto se sumarían los comportamientos ilícitos que se reproducen por imitación, así como la anomía social ligada a la corrupción. Podríamos decir que el funcionario corrupto, llega de forma indebida a la función que ocupa, siendo su objetivo final el enriquecimiento ilícito. Sobre esta base, el perfil de la corrupción debería ampliarse con algunos puntos de reflexión.
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Por ejemplo, el Perú no cuenta con una escuela nacional de administración pública, a la cual podamos responsabilizar por el alto nivel de corrupción de los cuadros existentes. Tampoco existe la estadística -menos la responsabilidad -de los partidos políticos, por la cantidad de sus elegidos que delinquieron. Algunas estadísticas muestran que ciertos partidos o movimientos regionales se organizaron expresamente, para llegar al poder y delinquir. Lo mismo sucede con las estadísticas por universidad.
Sería interesante saber de qué centro de estudios provienen, aquellos que voluntariamente sucumbieron. Asimismo, ¿podemos saber si la orientación ideológica influye en la corrupción? Por ahora diríamos que existen casos de corrupción tanto en la izquierda como en la derecha, ambos lados señalando la corrupción del otro, cerrando los ojos a la suya. Sería benéfico saber también, ¿Qué nivel de salario tenían? ¿Era tan bajo como para corromperse por necesidad, o alto para ser por pura codicia? Convendría igualmente explorar el lado moral, conociendo, por ejemplo, ¿Qué religión profesaban aquellos condenados por corrupción? Además, ¿se sabe algo sobre el origen socio-económico del funcionario que delinquió? Con respecto al colegio profesional, ¿influyeron los cursos de deontología?
Finalmente, ¿se hizo un test psicológico sobre el funcionario para aproximarnos a su nivel de probidad? Porque, ¿la tentación sería tan fuerte al punto de hacer caer a los perfiles psicológicos más débiles? Hechas estas reflexiones, quien sabe si allí descubriríamos las razones y rasgos sociopáticos de la corrupción, en esta primera parte del siglo XXI.
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