OPINIÓN | Borka Sattler: Catalina Recavarren
“Yo era una garza blanca y ahora me he convertido en gallinazo”. Esta es una frase que Catalina Recavarren recordaba con humor, pues en su juventud José María Eguren le puso el apodo cariñoso de 'Garza Blanca'.
Catita, como yo le decía, era un personaje muy especial e invitada de postín a las inauguraciones de los eventos culturales en mi galería de arte. Mujer fuerte y aguerrida, poeta y narradora. Siempre con una palabra zalamera en los labios y elegante en su sastre negro con una rosa blanca en la solapa, era la alegría de la reunión. Todos la querían y para todos tenía una palabra agradable.
Una vez tuve la suerte de poder exhibir en la galería las acuarelas del poeta barranquino José María Eguren, todo un suceso. Catita fue la primera que llegó al vernissage, sumamente emocionada al recordar cada una de las obras. Pero su emoción se tornó superlativa cuando entró a la galería Manuel Ulloa, en ese momento ministro de Economía, y quien era sobrino en segundo grado de Catita. La galería, que quedaba en Las Camelias de San Isidro, tenía tres gradas en la puerta de calle y al despedirse Catita del importante sobrino, tropezó y cayó haciéndose una herida en la frente. Yo que estaba junto a ella, pedí que me bajaran una silla, algodón y alcohol. Mientras limpiaba la herida, la poeta levantaba su mano para despedirse del sobrino y me decía entre dientes: “No me borres las cejas”. No pasó de un incidente venial, pero yo me contenía de gusto al comprobar la coquetería de esa mujer, que según ella decía: “Seré antigua pero no vieja”.
En otra ocasión que se presentaba una charla de César Miró, sobre los comienzos del cine en el Perú, la Catita se presentó muy pulcra en su sastre negro, pero no llevaba la rosa blanca en la solapa, sino un ramito mustio de violetas. “Este es mi luto, se acaba de morir un amor”. Nunca supe de quién se trataba.
Catalina Recavarren (1904-1992), una mujer que he tenido el privilegio de conocer y que nos ha dejado su ingenio en la poesía y en la memoria su personalidad, es uno de esos personajes femeninos que no se deben olvidar. Junto a Magda Portal o Blanca Luz Brum, hay que rescatarlas y estudiarlas en ese campo inmenso de las palabras y la expresión. Quizá con otras ideas, pero todo ejemplo es válido y un aliciente. Mirar al futuro es lo que debe ser, pero sintiendo un poquito el pasado de pedestal. Eso va para todos los artistas.