04/07/2019 / Exitosa Noticias / Columnistas / Actualizado al 09/01/2023
La lucidez de este genio de la literatura de todos los tiempos es como el ritual constante del día y la noche, de lo bueno y lo malo, de la oscuridad y la luz.
Como indica su biógrafo y crítico Hans Mayer en su ensayo sobre la La literatura alemana desde Thomas Mann, Bertolt Brecht (1898-1956) abarca todos los géneros literarios, desde el drama, la novela, obras de teatro, las historias de almanaque, el tratado, la épica, la lírica, el ensayo e incluso canciones.
Sus temas recorren, así como la sangre germana en sus venas, desde seres desplazados en los bajos fondos, la marginación, el dolor y la injusticia en una coherencia de expresión que redunda en impartir la moral, la destrucción de mitos y la crítica a los prejuicios.
A Bertolt Brecht le tocó vivir en el contexto de una época trágica de la historia del mundo, entre las dos enormes guerras, la del catorce y la del treintainueve, conflictos bélicos que arrasaron con tantas vidas humanas.
Brecht recoge los pedazos de esas tragedias y las comunica en sus obras. La lógica es su reto y la emplea a raudales. Sería muy difícil leer su vasto trabajo, el tiempo nos haría competencia. Si se quiere conocer a este genio de la literatura, que despertará nuestro entendimiento, recomiendo dos libros suyos de fácil acceso, ambos publicados por Alianza Editorial en su colección “Libros de bolsillo”: Poemas y canciones, que nos brinda las mejores piezas de su actividad poética; e Historias de almanaque.
En Poemas y canciones, en la sección que incluye textos del último período de la vida de Brecht, leí el siguiente poema que lo he asociado al momento que estamos viviendo aquí. Se titula “El cambio de rueda”: “Estoy sentado al borde de la carretera, / el conductor cambia la rueda. / No me gusta el lugar de donde vengo. / No me gusta el lugar adonde voy. / ¿Por qué miro el cambio de rueda / con impaciencia?”.
Para mí, ese personaje del poema de Bertolt Brecht se debería llamar “Perú”. Hablo esto en cuanto a la política, pues en el deporte, la impaciencia de ese pasajero que lo he llamado “Perú”, estaría ayudando al conductor, con ilusión, en el cambio de rueda.